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Cayó el consumo y la producción en 2024

Al cierre de 2024, el panorama económico en Argentina reflejó un retroceso significativo en el consumo y la producción, según informes de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La caída acumulada del consumo fue del 7,4%, mientras que la producción retrocedió un 9,8%, evidenciando un contexto económico crítico para la mayoría de los sectores.

Consumo en declive
Los datos de la CAC muestran que el consumo interanual disminuyó un 3,4%, afectado principalmente por las políticas de ajuste económico. Los sectores más perjudicados fueron recreación y cultura, con una caída del 12,3%, y calzado e indumentaria, que retrocedieron un 8,9%. En un escenario donde la inflación alcanzó el 117,8%, muchas familias se vieron obligadas a priorizar gastos esenciales, dejando de lado compras y actividades recreativas.

En contraste, rubros como transporte y vehículos (-1,1%) y vivienda, alquileres y servicios públicos (-1,6%) registraron menores descensos. Esto se explica porque representan necesidades básicas para los trabajadores, aunque en estos sectores la inflación superó ampliamente el promedio general.

Producción pyme en caída libre
El informe de la CAME destaca que la producción industrial pyme sufrió un descenso del 9,8% en 2024, basado en el Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP). La capacidad instalada de las pymes se ubicó en un modesto 62%, lo que refleja una actividad significativamente por debajo de su potencial.

El sector más afectado fue alimentos y bebidas, con una caída del 12,3%, mientras que otros rubros también enfrentaron descensos de al menos el 4,1%. Las pymes señalaron que los elevados costos de producción y la falta de competitividad frente a las grandes empresas extranjeras dificultan su sostenibilidad.

Manipulación de cifras inflacionarias
Un aspecto controvertido del primer año de gobierno de Javier Milei fue el manejo de los datos inflacionarios. Según un análisis del economista Martín González Rozada, de la Universidad Di Tella, la inflación real de 2024 habría alcanzado el 134% si se utilizara la metodología de cálculo más reciente, basada en la Encuesta de Hogares de 2018. Sin embargo, el gobierno continúa utilizando datos desactualizados de 2004/2005, que subestiman la inflación y generan cifras más bajas, como el 117% reportado oficialmente.

Este desfase tiene implicancias prácticas. Por ejemplo, las jubilaciones habrían experimentado mayores incrementos si se hubiera empleado el índice actualizado. Además, la discrepancia afecta la medición del poder adquisitivo y la comparación salarial frente a la inflación.

Una cuestión ética
El nuevo índice de precios al consumidor (IPC), validado por el FMI y listo para implementarse desde fines de octubre pasado, permanece sin publicarse. La demora no constituye una ilegalidad, pero sí plantea interrogantes éticos sobre la transparencia y la toma de decisiones del gobierno, que priorizó mantener una percepción de baja inflación en lugar de reflejar la realidad económica de los hogares argentinos.

En este contexto, mientras las grandes empresas extranjeras consolidan su posición, alrededor de 51 empresas nacionales cierran cada día, dejando a miles de trabajadores al borde de la subsistencia. La política económica de libre competencia impulsada por el gobierno parece priorizar el capital extranjero sobre las necesidades del mercado interno.

El panorama de 2024 cierra con cifras alarmantes que evidencian el impacto de las políticas de ajuste y el desafío que enfrenta el país para revertir esta situación.

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