Actualidad

¿Cómo impactará en la seguridad vial el cierre de Vialidad?

El gobierno de Javier Milei decidió clausurar Vialidad Nacional, una medida que revela los verdaderos intereses de su gestión. Lejos de buscar la cohesión del territorio, la administración actual prioriza únicamente las obras necesarias para la extracción de recursos naturales, relegando al resto de la red vial a un rápido abandono.

Sergio Ruppel, presidente de la Fundación Profesional de Transporte, advirtió en una entrevista radial que esta decisión podría desencadenar un colapso en la infraestructura de rutas: “Estamos desmantelando un organismo clave para mantener unidas las distintas regiones del país. Si no actuamos con urgencia, el deterioro de las vías tendrá efectos catastróficos”. Ruppel señaló además que, aunque Vialidad Nacional arrastraba una larga falta de protagonismo, dejar su mantenimiento en manos provinciales es inviable: “Las provincias carecen de recursos suficientes para sostener hospitales y escuelas; mucho menos podrán afrontar el cuidado de las rutas. Cuando se ofrecieron tramos a la iniciativa privada, ningún inversor se presentó ante el alto nivel de deterioro y los costos que ello implica”.

El experto subrayó también el vínculo entre la calidad de las rutas y la salud pública: mayor siniestralidad vial aumenta la presión sobre urgencias, quirófanos y ambulancias. “Invertir en rutas es, en definitiva, una política de salud”, afirmó.

El cierre de Vialidad demuestra, una vez más, cómo los grandes conglomerados económicos buscan fragmentar el país en zonas de explotación —litio en el noroeste, cobre en la cordillera, granos en la Pampa Húmeda y combustibles en Vaca Muerta— mientras debilitan al Estado y a los trabajadores. Pero esta realidad también expone los límites de nuestra estrategia política: durante años nos concentramos en ocupar cargos de poder, sin cuestionar de raíz el predominio de esos grupos en la producción, desde donde extienden su control a todos los ámbitos de la sociedad. El desafío que enfrentamos ahora es profundizar el debate colectivo sobre cómo quebrar ese dominio económico, y no quedarnos solo en la disputa por los puestos de gobierno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *