Desarrollo de investigadores del CONICET para monitorear la calidad del aire
El proyecto Breathe2Change, liderado por el investigador del CONICET Rodrigo Gibilisco, permite estudiar la contaminación atmosférica, detectar de forma temprana focos de incendios y otras aplicaciones. Trabaja con empresas argentinas e instituciones públicas y privadas nacionales e internacionales y este año recibió un subsidio del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC), en Estados Unidos, para ampliar la red de monitoreo a 10 provincias del país.
En un mundo cada vez más preocupado por los efectos de la contaminación ambiental, el proyecto Breathe2Change emerge como una iniciativa pionera en Argentina. Liderado por Rodrigo Gibilisco (foto), investigador del CONICET y doctor en Ciencias Químicas, este programa combina tecnología de punta con herramientas de inteligencia artificial (IA) para transformar el monitoreo de la calidad del aire y su impacto en la salud pública.
El proyecto, que comenzó en 2021 con la instalación de una red inicial de más de 20 sensores en la provincia de Tucumán, busca ahora expandirse a diez provincias del norte y centro del país gracias a un subsidio otorgado por el Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC). “La idea a largo plazo es lograr una red federal de monitoreo que cubra todo el territorio nacional, con datos en tiempo real y de acceso abierto,” explica Gibilisco.
La ciencia detrás del aire limpio
Desarrollados en colaboración con las empresas argentinas Neuer Weg y Química Norte Ambiental, los sensores creados en el Laboratorio de Estudios Atmosféricos del Instituto de Química del Noroeste Argentino (INQUINOA, CONICET-UNT) miden contaminantes atmosféricos con una precisión asombrosa. Estas pequeñas estaciones detectan micropartículas de menos de 1 micrómetro de diámetro, asociadas a actividades humanas como la industria, la agricultura y los incendios.
“A través de la IA, los sensores mejoran su desempeño al aprender de los datos que recopilan,” señala Gibilisco. Las herramientas de machine learning permiten también generar mapas detallados de contaminación, identificar sus fuentes y estudiar su relación con las enfermedades prevalentes en diferentes territorios. “Mejorar la calidad del aire es una necesidad urgente, ya que cada año cerca de siete millones de personas mueren en el mundo por enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica,” advierte el científico.
Premios y colaboraciones internacionales
El impacto de Breathe2Change trasciende fronteras. En 2021, el proyecto fue reconocido por la Fundación Alexander von Humboldt, de Alemania, y más recientemente recibió el premio EPIC por sus avances en datos abiertos sobre calidad del aire. Este respaldo no solo asegura su continuidad, sino que también lo posiciona al nivel de iniciativas similares en la Unión Europea.
Además, el investigador lidera el proyecto DALI-Sense, que utiliza la red de sensores para detectar incendios de forma temprana. Por esta innovación, Gibilisco fue galardonado con la Distinción Franco-Argentina en Innovación 2023.
Un esfuerzo colectivo para un futuro más limpio
El éxito de Breathe2Change se debe también a sus amplias alianzas con actores nacionales e internacionales, como la Universidad de Wuppertal en Alemania, el CNRS de Francia y el departamento de Ingeniería Química de Génova, Italia. También cuenta con el apoyo de ONGs, embajadas y organismos locales como la secretaría de Medio Ambiente de Tucumán.
“El aire limpio es un esfuerzo global que no conoce fronteras. Este apoyo nos motiva a intensificar nuestras acciones y fomentar la transición hacia energías renovables no contaminantes,” concluye Gibilisco.
Con una visión clara y respaldo internacional, Breathe2Change está demostrando que la ciencia puede ser la herramienta más poderosa para mejorar la calidad de vida y proteger el planeta.