El salario y el trabajo siguen cayendo
La crisis en el mercado laboral argentino se profundiza bajo el actual plan económico: los ingresos de los trabajadores siguen erosionándose, la informalidad crece y el desempleo avanza sin freno. Aunque el Gobierno insiste en un eventual repunte y promete bienestar para todos, las cifras oficiales muestran otra realidad.
Según datos de la secretaría de Trabajo, en el último año y medio se perdieron 182.000 empleos registrados. Tras tocar un piso en febrero, con 12.852.656 puestos formales (una leve mejora interanual del 0,1 %), en marzo el volumen volvió a retraerse. Así, apenas uno de cada seis empleos destruidos logró recuperarse fugazmente antes de caer de nuevo.
Pese a este panorama, once de los catorce sectores relevados lograron sumar puestos en febrero. Lideran la recuperación las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (+4.487), comercio (+3.878) y construcción (+2.510). En contrapartida, la intermediación financiera perdió 255 empleos, agricultura 741 y minería 811, reflejando un desplazamiento de la mano de obra hacia rubros menos especializados.
Mientras tanto, la precarización se afianza: durante febrero se incorporaron 15.977 nuevos monotributistas, totalizando 2.087.722 personas que dependen exclusivamente de esa figura. Quienes ejercen bajo esta modalidad perciben en promedio un 40 % menos que sus pares con contrato formal.
El poder adquisitivo también se vio golpeado: en dieciocho meses, los salarios del sector privado cayeron un 6 %, y los del empleo público registraron una contracción del 15 %, incluyendo un retroceso del 2,5 % solo en marzo, según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
Lejos de las promesas de crecimiento, los trabajadores viven un ajuste persistente que convierte cualquier esperanza de mejora en un objetivo cada vez más lejano. La aparentemente tímida recuperación de alguno indicadores contrasta con la sensación general de que, en la calle, la economía aún no encuentra un rumbo que beneficie a la mayoría.