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Gestión Milei: en un año el salario mínimo cayó un 30%

El Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) experimentó una caída del 30% en términos reales durante 2024, ubicándose en niveles inferiores a los registrados en 2001, según el informe «Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones». Este estudio, elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), señala que esta disminución es parte de un proceso prolongado de deterioro del poder adquisitivo.

Entre noviembre de 2023 y el mismo mes de 2024, el salario mínimo acumuló una caída significativa debido a la inflación y la falta de acuerdos en el Consejo del Salario. A esta contracción se suma un ajuste aún mayor del 61% en comparación con el pico máximo alcanzado en septiembre de 2011.

Incrementos insuficientes y falta de consenso
En respuesta a esta situación, el Gobierno decidió por decreto los aumentos del salario mínimo para enero, febrero y marzo de 2025, luego de no alcanzar un consenso con gremios y cámaras empresariales. De acuerdo con la resolución, el SMVM pasará de $279.718 a $296.832 en marzo. Sin embargo, las centrales obreras consideran que estas subas son insuficientes frente a la inflación acumulada y habían solicitado un incremento del 100%.

Es la tercera vez en el primer año de gestión del presidente Javier Milei que se recurre a un decreto para ajustar los salarios mínimos, lo que refleja la dificultad de alcanzar acuerdos en el ámbito laboral. Según cifras oficiales, entre noviembre de 2023 y septiembre de 2024 se perdieron 183.000 puestos de trabajo formales, una caída del 2%.

Declaraciones y perspectivas
El vocero presidencial, Manuel Adorni, justificó la resolución al señalar que «el salario mínimo es un error conceptual» y abogó por su eliminación a futuro. Estas declaraciones, sumadas a las medidas adoptadas en 2024, refuerzan la percepción de un año marcado por un fuerte ajuste económico, según diversas voces críticas.

De cara a 2025, se anticipa un contexto laboral y económico desafiante, con nuevas reformas en discusión, incluyendo cambios en la legislación laboral. Mientras tanto, la pérdida de poder adquisitivo continúa golpeando los bolsillos de los trabajadores.

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