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Los palos y gases no cesan contra los jubilados

El pasado miércoles, una nueva protesta de jubilados fue desalojada con violencia por las fuerzas de seguridad —Policía Federal, Prefectura, Gendarmería y Policía Aeroportuaria— que pusieron en práctica el protocolo antipiquete dictado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. El corte en la intersección de avenida Rivadavia y Callao, donde trabajadores pasivos reclamaban por su derecho a una vida digna frente al encarecimiento de alimentos, servicios y medicamentos, fue dispersado con gases y empujones.

Según el propio Ministerio, más de mil agentes se desplegaron en el operativo, una cifra desproporcionada si se tiene en cuenta el número de manifestantes congregados frente al Congreso. Mientras el Gobierno aduce falta de recursos para mejorar los haberes, no escatima en movilizar un gran despliegue para frenar el reclamo de quienes denuncian el vaciamiento de sus ingresos y la fuga de divisas al exterior.

La ministra Bullrich, horas antes, había minimizado la protesta: “Estos miércoles dejaron de ser un reclamo de jubilados para convertirse en una manifestación política de la oposición. Hay banderas rojas y palestinas que simbolizan a distintos partidos y agrupaciones con una clara intencionalidad antigubernamental”, sostuvo. Aun así, los retirados afirman que su lucha se funda en la urgencia de equilibrar un desequilibrio económico que les impide cubrir lo más básico.

En el desalojo, resultó herido Nicolás Caropresi, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos, quien fue atendido en el Instituto Patria, donde la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se acercó para acompañarlo y constatar su estado tras la asistencia médica. Además, fue nuevamente aprehendido y sufrió el uso de gas pimienta el padre Francisco “Paco” Oliveira, de la agrupación Curas en Opción por los Pobres, junto a otros miembros de la Mesa Ecuménica por la Democracia, la Vida y el Bien Común.

El fotografo Rodrigo Ruiz, de la Revista Cítrica, también sufrió agresiones durante la cobertura: “Me volvieron a reprimir. Esto no tiene nada que ver con la libertad de prensa”, denunció con indignación. A pesar de la represión, los jubilados y sus organizaciones ratificaron su decisión de insistir con las movilizaciones hasta obtener respuestas concretas.

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