Abrió sus puertas la Feria del Libro
Se inauguró la 49a edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.En el acto oficial estuvieron presentes tanto autoridades nacionales, diplomáticas, de la Fundación El Libro, de Riyadh, Ciudad Invitada de Honor de este año; como periodistas y escritores.
Juan Sasturain fue quien pronunció el discurso de apertura de la edición que acerca a la Feria, cada vez más, al aniversario 50.
Christian Rainone, presidente de la Fundación El Libro, inició su alocución señalando: «En estos días de tanto dolor, quiero empezar este discurso con unas palabras de nuestro querido Papa Francisco: “La literatura educa el corazón y la mente, nos abre a la escucha”.
«Llegamos a este aniversario gracias al trabajo sostenido y comprometido de editores, autores, libreros, ilustradores, distribuidores, imprenteros, diseñadores, periodistas, especialmente gracias a mis colegas del Consejo de Administración, al sólido equipo profesional de la Fundación El Libro y, sobre todo, gracias a los cientos de miles de lectores que año tras año nosacompañan y hacen que la Feria sea este extraordinario paraíso cultural».
Posteriormente señaló: «Algo muy pero muy importante y que quiero recalcar: agradezco enormemente la presencia de autores locales. Los escritores argentinos están entre los mejores del mundo, y son un orgullo para nuestra Feria y nuestro país. Tenerlos durante estas tres semanas es un lujo para nuestro público, una verdadera oportunidad de estar cerca, conocerlos, escucharlos y descubrirlos. La potencia de nuestra literatura es algo bien sabido y que a veces olvidamos. Por favor miren nuestra programación y vuelvan a acercarse a nuestros autores».
Más adelante puso énfasis en señalar que: «Con la apertura de nuestra economía y la disminución de las regulaciones al sector, nos encontramos con nuevas reglas de juego. Este contexto novedoso nos interpela y desafía a estar preparados para competir, nos exige innovación e inversión con visión estratégica, nos pide incorporar herramientas tecnológicas de vanguardia y, por sobre todo, nos invita a
pensar y actuar con una mirada sectorial. Por eso, es fundamental que como sector definamos objetivos comunes a mediano y largo plazo. Pero para poder avanzar, necesitamos contar con información precisa y confiable sobre nuestro mercado. Esto requiere el compromiso y la generosidad de todos los actores para compartir datos y construir una base sólida de conocimiento. No es casual que países com Brasil, México, Colombia y España —donde el sector editorial ha mostrado un crecimiento sostenido— dispongan de sistemas eficaces de medición y análisis».
Finalizó señalando: «Y aquí hago foco en algo que se ha repetido muchas veces en este escenario: la necesidad encontrar una solución efectiva al problema del recupero del Impuesto al Valor Agregado para las librerías. Ojalá yo sea el último Presidente de la Fundación El Libro que tenga que ejercer este reclamo en la inauguración de la Feria. La medida que pedimos no solo aliviaría su carga financiera, sino que también fortalecería nuestro canal tradicional de distribución, facilitando la expansión y sostenibilidad de los puntos de venta en todo el país».

Por su parte, el escritor Juan Sasturain (foto) hizo un elogio del libro abierto y usado, seguido de una reflexión sobre la idea narrativa
de aventurar, con una modesta proposición como colofón y remate no vinculante. Dijo: » La lectura no existe. Existen personas que leen. Y al hacerlo se hacen (más) personas, se llenan de más personas, se encuentran con más personas en diálogo personal, si cabe la redundancia. Leer es compartir, conocer, abrirse callado pero atento a lo que ese otro como uno tiene para decir. Un libro es una pregunta, una confidencia, una historia que no existe hasta que no haya alguien que lo lea. Uno puede estar de un lado o del otro del texto. Eso es ocasional».
«Uno se constituye como escritor sólo cuando escribe, pero es lector siempre. En términos saludables, todos somos y debemos ser –civilizadamente hablando- más lectores que escritores. Mejor, siempre y sobre todo en estos sordos tiempos intemperantes, saber darse tiempo para leer. No se crea que es muy frecuente, sobre todo entre quienes conciben la cultura mirando sólo pantallas, luces y escenarios sin contradicción aparente».
Hizo una extensa alusión a Héctor Oesterheld diciendo: «Héctor Oesterheld fue un notable contador de aventuras y, por sobre todas las
cosas, un hombre bueno y sensible. En ese orden o en otro: un hombre bueno que manifestaba su sensibilidad contando aventuras, si se quiere. Un hombre sensible que contaba aventuras que no necesariamente “terminaban bien” pero que dejaban en claro que había razones suficientes para sentirse cerca de sus personajes buenos. Es decir: sus buenos no necesariamente ganaban. Otra manera más precisa de decirlo: Oesterheld era un hombre ético que además escribía. La vida no era para él una cuenta de resultados o una carrera por llegar antes o ser el mejor. No buscó ni la riqueza ni el poder. Quiso ser coherente, escribir y vivir de acuerdo y sin contradicción con lo que
creía. Eso es muy valioso y cuesta caro. Y se gana respeto y admiración y memoria como ésta; pero se paga como en su caso, con la muerte violenta. Este hombre digno, bueno y coherente, que fue el mejor escritor de aventuras que dio este país, además de un ejemplo para uno y para muchos de nosotros, murió asesinado como un perro».
Destacó: «Y en el final, uno no es sólo lector ni eventual escritor sino, penosamente, como todos, apenas un argentino, esa orgullosa, equívoca fatalidad que mentó Bioy y describió el gran Sarmiento –peleador y rencoroso- como anagrama de ignorante. De esas incertezas y perplejidades a veces desesperadas por coyunturas como la presente, uno extrajo fuerzas y parcos entusiasmos para redactar, sin otra pretensión que el consuelo equívoco de soltarla aquí, aprovechando la ocasión, esta modesta proposición a modo de solidaria advertencia».
En su sesuda plática, hizo mención a numerosos autores, hilvanándolos en un discurso que fue muy aplaudido y mereció ser seguido con especial atención.