Acuerdos militares con Estados Unidos por decreto
En una nueva muestra de su alineamiento estratégico con Washington, el gobierno de Javier Milei recurrió al Decreto de Necesidad y Urgencia para poner en marcha su ambicioso programa de ejercicios militares combinados y multinacionales. La maniobra legal autoriza la entrada y salida de tropas extranjeras –especialmente estadounidenses– en nuestro territorio, así como el despliegue de medios de las Fuerzas Armadas, y abarca acciones previstas entre agosto y noviembre próximos.
La Casa Rosada había cosechado media sanción en Diputados para el proyecto de ley correspondiente, pero el debate en el Senado estaba trabado por reparos de legisladores de Unión por la Patria. Ante esa demora y a sólo una semana de la visita de Kristi Noem, secretaria de Seguridad de EE. UU., Milei optó por el atajo del DNU, sellando así “la cooperación estratégica” con su principal aliado.
El primer ejercicio en marcha es el Fraterno XXXVIII, que hasta el 24 de agosto se desarrolla en la Zona Económica Exclusiva de Brasil con la corbeta MEKO-140 y 120 efectivos argentinos. Le seguirán el Passex (17-20/8) en aguas de nuestra exclusión económica, con 307 uniformados y buques de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón; el Viekaren (25-30/8) en el Canal Beagle, donde zarpará el patrullero ARA Bouchard junto a dos lanchas y sus tripulaciones; y el Southern Vanguard 25, también en Chile, con 20 cazadores de montaña.
Sin embargo, el plato fuerte es el UNITAS LXVI, reactivado tras la suspensión de 2022. Entre el 18 de agosto y el 6 de noviembre, 233 cuadros militares argentinos –desde la Flota de Mar hasta tropas anfibias y comandos de operaciones especiales– surcarán las aguas de Mayport (Florida) y Norfolk (Virginia) a bordo del destructor MEKO 360.
La profundización de este vínculo militar echa luz sobre la recién susodicha ruptura con el bloque de los BRICS y la vocación de Milei de convertirse en “títere” de los intereses yanquis y de la industria bélica. Mientras se desmantelan facultades del Estado y se entregan recursos estratégicos, el gobierno refuerza su aparato de represión para imponer un modelo de país ajeno a las necesidades populares.
La articulación de memorandos de seguridad con EE. UU., firmados en la cumbre con Noem, ya cosecha resistencias internas: la diputada Agustina Propato (UxP) solicitó la interpelación de la ministra Patricia Bullrich para que aclare si estos acuerdos incluyen financiamiento, equipamiento, asesores extranjeros y, sobre todo, si afectan la soberanía en el Atlántico Sur, la Antártida y las Islas Malvinas.
Contra este proyecto de país que prioriza las alianzas foráneas y el refuerzo del aparato de fuerza, las voces de los trabajadores reclaman unidad y democracia real. Saben que, sin consenso ni participación popular, cualquier “plan de defensa” terminará siendo un instrumento de asfixia sobre las mayorías.