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Kicillof: «La defensa de la soberanía regional exige unidad»

Mar del Plata volvió a ser este 4 y 5 de noviembre el escenario de una memoria política que mira hacia el presente. En el Teatro Auditorium y en distintos puntos de la ciudad, organizaciones sociales, sindicatos y movimientos políticos de toda la región, conmemoraron los 20 años del histórico “No al ALCA”, aquel rechazo popular que, en 2005, marcó un quiebre en la relación de Latinoamérica con los planes de apertura incondicional al Norte. El gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cerró el acto principal y se sumó a un llamado que fue, al mismo tiempo, homenaje y advertencia: la defensa de la soberanía regional exige unidad y un plan concreto frente al avance de la derecha.

El encuentro reunió a referentes nacionales —entre ellos Hugo Yasky, Roberto Baradel y Hugo “Cachorro” Godoy— y a organismos internacionales y de la región, como la Confederación Sindical de las Américas, la Federación Sindical Mundial, el Foro de Sao Paulo y la Marcha Mundial de Mujeres. La consigna fue clara: rescatar la experiencia de la Cumbre de los Pueblos y traducirla en políticas y estrategias que permitan enfrentar hoy la ofensiva neoliberal y antipopular.

En su discurso, Kicillof reivindicó el significado histórico del No al ALCA y recordó la responsabilidad de quienes militaban y gobernaban entonces: “Teníamos la obligación, como gobierno y militantes, de mostrar una posibilidad de debate, de recapitular, analizarlo de nuevo. Teníamos la obligación de darle la envergadura y la importancia a lo que ocurrió aquí que fue una suerte de nueva declaración de la independencia de todos los países latinoamericanos”, afirmó el gobernador ante la multitud.

El gobernador no se limitó a la memoria: trazó una relación directa entre aquel acto fundacional y la coyuntura actual. “Nosotros no nos podemos dar el lujo de no tener un plan, no trazarnos objetivos, ordenarlos e ir todos juntos y unidos en una sola dirección”, enfatizó, advirtiendo que la ultraderecha cuenta con una estrategia clara y que la alternativa progresista debe articularse con igual claridad y urgencia hacia 2027. “De cara a 2027 estamos obligados a trabajar y transmitir una alternativa para la Argentina. No hay posibilidad de desarrollo si no es en el marco de la unidad y la integración continental”, señaló.

Crítica frontal al plan económico de Milei

Durante su intervención, Kicillof ubicó también a la actual gestión nacional en la trama regional: “Ya probamos la subordinación y terminó mal. Es vino viejo en vasija nueva. Va en contra del pueblo, pero también de los empresarios que producen y viven en la Argentina. Lo que propone (Javier) Milei ya se probó y ya fracasó”, sostuvo, y agregó que la orientación del presidente consiste en una subordinación a los intereses de Estados Unidos que aleja a la Argentina de la integración soberana con sus vecinos. “Milei ha decidido subordinarse a los destinos de los Estados Unidos”, afirmó, y lanzó la propuesta de sumar al país a la senda de integración que representan los jefes de Estado de la región.

El espíritu del encuentro fue más que simbólico: reivindicó una práctica política que pone en el centro la organización popular como contrapeso a las políticas de ajuste. Kicillof recordó la foto de 2005 —cuando mandatarios de la región se mostraron juntos frente al embate del ALCA— como el principio de una idea de Latinoamérica como “casa común”, y sostuvo que ese proyecto sigue vivo pese a las dificultades. “Quien derrotó al ALCA fue el pueblo latinoamericano”, remarcó, mientras los oradores y la audiencia recuperaban la honda convicción de que la integración regional es una herramienta de soberanía y desarrollo.

La jornada también sirvió para poner sobre la mesa las luchas cotidianas: la defensa del trabajo, la escuela, el transporte y los barrios frente a intentos de reformas laborales y económicas que, según los organizadores, buscan trasladar costos al mundo del trabajo y favorecer a grupos concentrados. “A la derecha la frena el pueblo organizado”, sintetizaron referentes sindicales y sociales, recordando que la unidad en la acción es la mejor vacuna contra políticas regresivas.

Un llamado regional con eco local

La presencia de Kicillof en Mar del Plata subraya también la dimensión política del acto: no fue sólo un homenaje histórico sino una señal de que la agenda de integración y resistencia tiene anclaje en espacios de gobierno y en las organizaciones de base. La confluencia de centrales obreras (CTA-Autónoma, CTA de los Trabajadores, CGT), movimientos sociales como UTEP y organizaciones políticas y feministas, marcó la vocación de construir una respuesta amplia y plural frente a las recetas del ajuste.

Veinte años después, el “No al ALCA” dejó de ser una fecha para la nostalgia: se transformó en una plataforma para discutir estrategias, planes y objetivos en un escenario donde, advirtieron los oradores, no basta con la denuncia. Es necesario definir políticas concretas, construir unidad y traducir la memoria en herramientas de poder popular. La consigna que se repitió en Mar del Plata fue clara y sencilla: la integración latinoamericana y la justicia social son proyectos inseparables; su defensa exige organización, plan y autonomía frente a las políticas de la derecha.

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