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Estatales en pie de guerra: ATE define su plan de lucha

En una señal clara de pulseada social, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) convocó para este martes a un plenario federal de delegados con el objetivo de articular una respuesta inmediata y coordinada contra la reforma laboral que impulsa el gobierno de Javier Milei. Los ejes del encuentro serán la presentación de un informe general, el debate del escenario postelectoral y la definición de medidas de acción directa, en un llamado a evitar que las transformaciones estructurales se impongan “por la vía rápida”.

El Gobierno está mintiendo”, denunció en declaraciones previas al plenario el titular nacional de ATE, Rodolfo Aguiar (foto), para quien la supuesta promesa de generar empleo mediante la quita de derechos “es falsa”. Aguiar advirtió que la conflictividad social volverá a aparecer una vez que pase el cimbronazo electoral y lanzó una advertencia contundente: “Esperar hasta el 10 de diciembre es suicida. Si nos quedamos quietos y no rechazamos en las calles esta reforma laboral regresiva, nos aplastan”. El dirigente subrayó además la dificultad política de frenar las medidas en el Congreso dado el nuevo mapa parlamentario y planteó la movilización como herramienta ineludible.

Qué propone la reforma y por qué alarma a los sindicatos

Aunque el proyecto sigue en redacción, los borradores y las versiones que circulan en ámbitos oficiales y mediáticos incorporan cambios de gran impacto: extensión de la jornada laboral hasta 12 horas, posibilidad de acuerdos por empresa en lugar de por actividad, pago de indemnizaciones en cuotas, y aumentos salariales atados a la “productividad”, entre otros puntos que sindicalistas y especialistas interpretan como una pérdida masiva de derechos y una mayor precarización laboral. Para las organizaciones obreras, estas medidas no generan empleo digno sino que consolidan formas de contratación más baratas y fragmentadas.

Municipales y estatales: un frente que se amplía

En paralelo al llamado de ATE, dirigentes municipales se sumaron a la alarma. Hernán Doval, titular de los municipales bonaerenses (FeSiMuBo) y de la Confederación de Trabajadores Municipales, advirtió ante unos 1.000 trabajadores en Bahía Blanca que “se vienen momentos muy difíciles” y que el Gobierno pretende imponer, además de la reforma laboral, una reforma tributaria que complicará las finanzas locales. “Nos quieren convencer de que flexibilizando van a generar empleo. Cuando flexibilizaron tuvimos el índice más alto de desocupación de la historia argentina”, sostuvo Doval, y llamó a salir a la calle para frenar la pérdida de derechos.

Desde una impronta progresista, sindicalistas y referentes sociales interpretan la iniciativa como parte de un plan más amplio que profundiza la transferencia de riqueza desde el trabajo a los grandes concentradores económicos. La reforma, denuncian, no es sólo una cuestión de “modernizar” normas laborales: implica una redistribución regresiva del ingreso, una mayor informalidad, y la fragmentación de las condiciones colectivas de trabajo mediante la negociación por empresa, lo que debilita la capacidad de organización y de acción colectiva de los trabajadores.

Camino a seguir: debate interno y acción externa

El plenario federal que definirá ATE este martes se plantea como un punto de inflexión: además de evaluar la situación postelectoral, la conducción busca consensos para medidas de acción directa que puedan incluir paros, movilizaciones y cortes coordinados con otros gremios. Aguiar fue explícito: la vía parlamentaria puede resultar insuficiente ante la correlación de fuerzas política y por eso “el camino que nos queda es el de ejercer nuestros derechos constitucionales de manifestación y protesta”.

Para los sindicatos, la estrategia debe ser doble: tejer unidad entre estatales, municipales, sindicatos de la CGT y organizaciones sociales, y construir legitimidad ciudadana explicando a amplios sectores cómo las reformas propuestas afectan salarios, condiciones de trabajo y derechos adquiridos. Para los referentes gremiales consultados, la cuestión es también estratégica: evitar que la reforma se instale como un sentido común de inevitabilidad económico —“no hay alternativa”— y demostrar que hay otras políticas posibles que no impliquen precarización ni regresión social.

Los dirigentes advierten que la tensión social puede recrudecer en las próximas semanas. Aguiar alertó sobre la fragilidad del capital político del Gobierno y la posibilidad de nuevas crisis económicas que agravarían la situación laboral y social. En ese marco, el plenario de ATE se presenta no sólo como una definición gremial, sino como un ensayo de la capacidad de los trabajadores para articular una respuesta amplia contra un paquete de reformas que, denuncian, buscan legalizar de forma estructural la precariedad que ya viene creciendo en el mercado laboral.

Mientras se define la agenda en el congreso y en los despachos, la calle vuelve a mostrarse como el terreno de disputa: el plenario de este martes será una primera medida para traducir el rechazo sindical en acciones concretas. Las próximas decisiones determinarán si el movimiento obrero logra frenar la ofensiva de pérdida de derechos o si, como advierten sus líderes, la pasividad permitirá que se consoliden reformas que modificarían de raíz las relaciones laborales en el país.

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