Una campaña que prende luz sobre la violencia digital
En Argentina, la violencia contra las mujeres sigue siendo una pandemia silenciosa que atraviesa lo íntimo y lo público, y ahora se instala con fuerza en el espacio digital. En ese marco, el pasado 25 de noviembre, durante los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, ONU Mujeres y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) lanzaron la campaña federal #EscuchamosyNoDudamos, orientada a visibilizar y jerarquizar las redes de apoyo locales y a propiciar entornos digitales más seguros para mujeres, niñas y diversidades.
La encuesta de prevalencia promovida por la Iniciativa Spotlight junto al Estado nacional muestra que casi la mitad de las mujeres argentinas —el 45%— ha atravesado alguna situación de violencia de género a lo largo de su vida, un dato que marca la extensión social del problema y la necesidad de respuestas públicas accesibles.
A la par de la prevalencia, los datos sobre muertes por violencia de género son igualmente inquietantes. El Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina reportó que, en 2024, hubo 228 víctimas directas de femicidio (y 19 víctimas vinculadas), lo que en la práctica se traduce en un femicidio cada, aproximadamente, 39 horas durante ese año. Ese conteo —que reúne datos judiciales a nivel nacional— evidencia la letalidad persistente de estas formas de violencia.
El fenómeno no es exclusivo de la Argentina. Informes recientes de UNODC y ONU Mujeres estiman que en 2024 murieron alrededor de 50.000 mujeres y niñas asesinadas por su pareja o un miembro de la familia —una cada diez minutos— y que el 60% de esos homicidios ocurrieron en el ámbito íntimo o familiar. A nivel regional, la CEPAL ha documentado miles de femicidios en América Latina y el Caribe —un promedio que ronda las once muertes por día en los últimos reportes oficiales— lo que subraya que la problemática es estructural y requiere respuestas coordinadas.
Por qué una campaña sobre violencia digital
La campaña #EscuchamosyNoDudamos pone el foco en una dimensión cada vez más frecuente: la violencia digital. Ciberacoso, difusión no consentida de imágenes, amenazas por redes y su uso como herramienta de control forman parte del repertorio de violencia que reproduce y amplifica daños fuera del hogar. En un contexto en el que una parte importante de los ataques y hostigamientos se reproducen en plataformas digitales, la campaña busca visibilizar líneas y servicios provinciales de atención, legitimar la escucha profesional y promover que las personas sepan dónde recurrir.
UNFPA y ONU Mujeres remarcan que, además de la respuesta nacional, cada provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuentan con áreas y mecanismos específicos para atender estas situaciones: oficinas de la mujer, líneas telefónicas, servicios de asesoramiento y dispositivos de atención local que funcionan como primer contacto para la denuncia y la protección. Según las organizaciones, jerarquizar y sostener esos servicios es clave para garantizar la atención de proximidad. En el orden regional, el municipio de Tigre es uno de los que más intensamente trabaja este tema.
“Escuchar es activar una salida”
Mariana Isasi, jefa de la oficina de UNFPA en Argentina, sostuvo que “el trabajo de las profesionales en cada línea telefónica y espacio de atención es esencial para asistir a las mujeres que atraviesan una situación de violencia. Por eso, esta campaña no sólo visibiliza que la respuesta existe, sino que también legitima la escucha profesional que toda mujer necesita para romper el círculo de la violencia y garantizar su derecho a la plena autonomía”. En la misma dirección, Magdalena Furtado, oficial a cargo a.i. de ONU Mujeres en Argentina, enfatizó el rol de los mecanismos provinciales y la necesidad de consolidarlos y financiarlos para que sigan operando.
La campaña propone, entre otras medidas, difundir los números y espacios de atención locales; capacitar a personal de primera línea (salud, justicia, fuerzas de seguridad) en género y en manejo de violencia digital; promover protocolos en escuelas y organismos públicos; y trabajar con las plataformas digitales para mejorar respuestas frente a denuncias y contenidos no consentidos. A su vez, la sociedad civil y los medios tienen un papel central para no naturalizar las relaciones violentas ni la revictimización pública.
Los datos y los relatos coinciden: la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas. Las cifras nacionales y regionales —sumadas a la expansión de prácticas violentas en el mundo digital— exigen políticas sostenidas, financiamiento y coordinación entre niveles de gobierno, además de una sociedad que no banalice el acoso y garantice la escucha y la protección a las víctimas. La campaña lanzada el 25 de noviembre busca poner en primer plano esa tarea y recordar que, detrás de las estadísticas, hay historias que requieren atención inmediata y redes que acompañen.

