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¿Debemos preocuparnos por la viruela del mono?

En un hecho reciente que ha encendido las alarmas en el ámbito de la salud, se confirmó un caso autóctono del virus de la viruela del mono (Mpox) en San Isidro. Según fuentes municipales, un joven de 22 años, sin antecedentes de viaje, acudió al Hospital de Boulogne con síntomas compatibles con esta enfermedad, lo que activó de inmediato los protocolos sanitarios. El ministerio de Salud de la Nación, liderado por Mario Russo, actuó con rapidez. El paciente fue aislado en su domicilio, y las muestras necesarias fueron enviadas al Instituto Malbrán. Apenas 24 horas después, los resultados confirmaron la presencia del virus. Afortunadamente, el joven se encuentra estable, aunque deberá permanecer en aislamiento hasta que las lesiones desaparezcan por completo. Este caso se produce poco después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la emergencia mundial por la viruela del mono. Este anuncio subraya la importancia de la vigilancia y la rapidez de respuesta ante la aparición de nuevos casos.

El virus de la viruela del mono, conocido científicamente como Orthopox-virus, ha estado presente en Argentina desde mayo de 2022, cuando se detectó el primer caso en el país. Desde entonces, se han confirmado 1157 casos, de los cuales 1025 ocurrieron en 2022, 124 en 2023, y apenas ocho en lo que va del 2024. De éstos, dos resultaron en fallecimientos.

La mayoría de los casos se concentran en personas jóvenes, con un promedio de edad de 34 años. Los síntomas más comunes de la viruela del mono incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y erupciones cutáneas características, que suelen aparecer en la cara, las manos y los genitales. Estas erupciones pueden ser dolorosas y evolucionar de pequeñas ampollas a costras, que finalmente caen.
La enfermedad se transmite principalmente por contacto directo con las lesiones de la piel o las mucosas, por vía sexual, y también a través de secreciones respiratorias y objetos contaminados.

En Argentina, la mayoría de los casos detectados no han sido mortales, lo que coincide con la tendencia global, donde la letalidad se ha observado principalmente en regiones de África con condiciones sanitarias precarias, como el Congo.

Según el último Boletín Epidemio-lógico Nacional, el país ha notificado un total de 39 casos recientes, con dos de ellos registrados en la provincia de Buenos Aires, específicamente en La Matanza y Berazategui.

Desde que el joven de San Isidro fue diagnosticado, las autoridades sanitarias han reforzado las medidas preventivas para evitar la propagación del virus. Esto incluye no solo el aislamiento del paciente, sino también la vigilancia estrecha de su entorno y la realización de campañas informativas para concienciar a la población sobre los síntomas y formas de transmisión del virus.

El ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires ha emitido recomendaciones específicas para quienes presenten síntomas compatibles con la viruela del mono, como fiebre alta y erupciones cutáneas, instándolos a buscar atención médica de inmediato. Además, se han intensificado las pruebas diagnósticas en casos sospechosos y se han implementado estrategias de comunicación para informar a la población sobre las medidas de prevención, como el uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos y evitar el contacto cercano con personas infectadas.

A nivel global, la viruela del mono ha afectado a 13 países, incluyendo varias naciones de África Oriental, como Kenia y Uganda. Aunque la mayoría de los casos registrados fuera de África han sido relativamente leves, la OMS ha subrayado la importancia de no subestimar la enfermedad y de mantener una vigilancia constante. En el caso de Argentina, el seguimiento epidemiológico ha sido clave para controlar la propagación del virus. Las autoridades han destacado que la experiencia adquirida durante la pandemia de COVID-19 ha fortalecido las capacidades del sistema de salud para responder a emergencias sanitarias, y este caso de viruela del mono ha sido un nuevo desafío que se está enfrentando con determinación.

El virus de la viruela del mono pertenece a la familia de los Poxviridae, la misma que causó la viruela humana, una enfermedad que fue erradicada globalmente en 1980.

Aunque la viruela del mono es menos contagiosa y mortal, sigue siendo una preocupación debido a su capacidad de transmitirse entre humanos y la falta de inmunidad en la población global.

Para prevenir la propagación del virus, es fundamental que la población esté informada sobre las formas de transmisión y los síntomas de la viruela del mono. Las recomendaciones incluyen evitar el contacto cercano con personas que presenten síntomas, no compartir objetos personales como toallas o ropa de cama, y mantener una higiene personal rigurosa. Además, en caso de sospecha de infección, es crucial aislarse y buscar atención médica.

El uso de mascarillas y la cobertura de las lesiones, son medidas efectivas para reducir el riesgo de contagio a otros.

En conclusión, el caso de viruela del mono en San Isidro es un recordatorio de la necesidad de estar atentos y actuar rápidamente ante cualquier señal de enfermedades infecciosas emergentes. La cooperación entre la comunidad y las autoridades sanitarias es esencial para controlar la situación y proteger la salud pública. La experiencia de Argentina en la gestión de emergencias sanitarias muestra que, con información precisa y medidas preventivas adecuadas, es posible enfrentar los desafíos de manera efectiva.

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