La Pastoral Social contra el plan Milei
En el marco de la reciente «semana social», referentes eclesiásticos y actores sociales se pronunciaron en contra de las políticas neoliberales implementadas por el gobierno de Javier Milei. El documento titulado «La dignidad humana y el desarrollo integral» condena lo que califican como un plan de “hambre y miseria” impulsado por los monopolios económicos. En su contenido, se denuncian los efectos nocivos de la especulación financiera, el desplome del empleo y la creciente desigualdad social. Asimismo, se subrayan las falencias de la democracia representativa actual, haciendo un llamado a recuperar el sentido de comunidad desde la historia de las organizaciones barriales.
Tras diez meses de gestión de Milei, la situación social y económica parece acercarse peligrosamente al límite, y la Iglesia ha decidido intervenir activamente en favor de los sectores más vulnerables. En el documento presentado, los obispos afirman que “una sociedad justa es aquella que respeta y promueve la dignidad de todas las personas”, y enfatizan que la Iglesia tiene el deber de alzar su voz profética para denunciar situaciones que atenten contra esa dignidad, como la pobreza, la exclusión y la explotación.
Durante las jornadas, que contaron con la participación de políticos de diversos partidos, académicos y dirigentes sociales, se resaltó la necesidad urgente de revertir la primacía de la especulación financiera sobre la producción. “La equidad distributiva es clave para construir la paz social”, sostiene el texto, destacando que el equilibrio social y ecológico debe basarse en el trabajo digno, en una economía inclusiva y en un modelo que privilegie la producción sobre la concentración de riquezas. La Pastoral Social también hizo hincapié en la necesidad de políticas estables y equitativas que aseguren acceso a tierra, techo y trabajo para todos, con el fin de evitar el «descarte humano» que genera violencia y desolación.
Por otro lado, el documento advierte sobre la insuficiencia de la democracia actual para resolver los problemas comunes. «Desde la recuperación de la democracia, las políticas económicas han oscilado sin satisfacer plenamente la dignidad humana«, señala, instando a un Estado más presente que renuncie a la autonomía absoluta del mercado y que se comprometa con la educación pública y el bienestar social.
El pronunciamiento también refleja el descontento popular frente a una democracia que, según el texto, se ha convertido en una «dictadura de los capitales«. La Pastoral Social resalta la importancia de retomar la organización comunitaria y el trabajo colectivo para superar los efectos del individualismo promovido por el capital financiero desde la última dictadura militar, que destruyó las relaciones sociales previas en favor del sálvese quien pueda.
La denuncia también aborda cuestiones sociales urgentes, como el narcotráfico, la inseguridad, la baja en los índices de vacunación y el aumento de enfermedades en las zonas más pobres del país. Ante esta realidad, los obispos y los movimientos sociales abogan por políticas de integración socio-urbana que protejan a los sectores más humildes y frenen el avance del crimen organizado.
El mensaje final del documento está dirigido especialmente a los jóvenes, invitándolos a transformar la realidad cotidiana desde sus territorios, con la esperanza de construir una sociedad más justa y solidaria. «Es en las raíces de nuestro pueblo donde florecen los valores universales que pueden embellecer el poliedro de la familia humana«, concluye el pronunciamiento.