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24 de marzo: Día mundial de la tuberculosis

La tuberculosis se ubica entre las tres primeras enfermedades infecciosas que causan mayor número de muertes a nivel mundial. Pese a los esfuerzos globales y mancomunados, los casos registrados continúan siendo alertantes: solo en 2022 se estima que 10,6 millones de personas contrajeron esta enfermedad, de las cuales fallecieron 1,3 millones.
 
Se trata de una enfermedad infecciosa que afecta a los pulmones y que es causada por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis) que se transmite de una persona a otra a través de las gotitas de aerosol que permanecen en el aire tras haber sido expulsadas por personas con enfermedad pulmonar activa. Se estima que una cuarta parte de la población mundial está infectada por el bacilo de la tuberculosis, pero (aún) no ha enfermado ni pueden transmitir la infección. Este grupo de personas infectadas de forma latente tiene un riesgo de enfermar de tuberculosis a lo largo de su vida de entre el 5% y el 10%.
 
Las personas con infección tuberculosa latente no se sienten enfermas ni pueden transmitir el bacilo, y solo un pequeño porcentaje de ellas enfermará y tendrá síntomas. El riesgo de enfermar es mayor en los bebés y los niños. Además, hay afecciones y conductas que pueden aumentar el riesgo de contraer la tuberculosis, como la diabetes, un sistema inmunitario debilitado (por ejemplo, por la infección por el VIH o el sida), la malnutrición y el consumo de tabaco.
 
La tuberculosis se puede prevenir y curar: 8 de cada 10 pacientes responden al tratamiento
 
La tuberculosis se puede prevenir a través de la vacuna BCG y curar a través de la indicación de medicación específica. De acuerdo a cifras publicadas por la OMS, cerca del 85% de las personas que la contraen evolucionan satisfactoriamente con una pauta terapéutica de 4 a 6 meses. Comenzar el tratamiento en estadios iniciales permite una rápida mejoría de los síntomas y corta la cadena de transmisión.
 
Generalmente los tratamientos duran 6 meses y es fundamental completarlos para evitar las recaídas y la resistencia a los fármacos. La tuberculosis multirresistente es un grave problema de salud pública que requiere de tratamientos más prolongados, más costosos y menos efectivos. Recientemente, se informó que la carga de tuberculosis farmacorresistente aumentó un 3% entre 2020 y 2021, año en que se detectaron 450.000 nuevos casos de tuberculosis resistente a la rifampicina, uno de los fármacos más utilizados en el tratamiento. Es la primera vez en muchos años que aumenta el número de personas que contraen la enfermedad y que están infectados por bacilos resistentes a los medicamentos.
 
Los principales síntomas de esta enfermedad son: tos (a veces con esputo que puede ser sanguinolento), dolor torácico, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudoración nocturna. Es importante considerar que los síntomas dependen de la magnitud del compromiso, del tiempo de evolución del cuadro, de la edad y del estado inmunológico del paciente. Estos signos, a veces solapados durante muchos meses, ocasionan retrasos en la búsqueda de la atención médica y en la detección. Muchas veces, el cuadro se puede confundir con otras enfermedades y cuanto mayor es la demora en el diagnóstico de la enfermedad, hay un mayor riesgo de contagio a otras personas.
 
Si bien la tuberculosis puede afectar a personas de todas las edades, en general, se presenta en adultos en edad productiva. El 95% de los casos y las muertes a nivel mundial se concentran en los países en desarrollo. Pese a que suele ser una enfermedad asociada a la marginalidad y los contextos vulnerables, puede afectar a cualquier persona. Desterrar estos mitos en torno a la enfermedad resulta determinante ya que la estigmatización atenta contra la calidad de los cuidados de los pacientes
 
Con el objetivo de concientizar sobre las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la tuberculosis, cada año, el 24 de marzo se conmemora el “Día Mundial de la Tuberculosis”. En esta fecha tan relevante para la concientización sobre esta problemática, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria refuerza el llamado a la sociedad de realizar los estudios de diagnóstico a tiempo y continuar con el tratamiento de forma adecuada, una vez que la enfermedad es diagnosticada.
 
Asesoraron: Dras. Jimena Falco (M.N. 137.203) y Carolina Baroni (M.N. 149.224), Coordinadoras de la sección Tuberculosis de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

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