Aunque el gobierno trate de pisarla, la inflación no se doma
Durante la primera semana de marzo se registró un aumento del 0,8% en los precios de los alimentos, impulsado en gran medida por el alza en los productos lácteos. Este incremento, que se suma al arrastre de la evolución de febrero, eleva la inflación acumulada en alimentos a un 3,2% en las últimas cuatro semanas, según revela el Informe de Avance Semanal de la consultora LCG.
En detalle, los lácteos fueron los que experimentaron la mayor subida, con un 4,2% en el mismo lapso, mientras que los condimentos se incrementaron en un 2%. Asimismo, se observaron variaciones en otros rubros: las frutas y verduras subieron un 0,9%, los productos panificados y las pastas un 0,6% y los aceites un 0,5%. Por su parte, las carnes, que impulsaron un fuerte salto en la inflación durante las dos últimas semanas de febrero, apenas registraron un 0,2% de variación en la primera semana de marzo.
Estos datos preliminares se presentan en un contexto de incertidumbre económica, en el que se espera que el INDEC dé a conocer la cifra oficial de inflación de febrero, estimada por consultoras entre el 2,2% y el 2,7%. La situación se complica aún más por el encarecimiento de la producción local, producto de una devaluación oficial mensual del 1% en dólares. En enero, la inflación general se situó en un 2,2%, con un aumento del 1,8% en el segmento de alimentos y bebidas.
A pesar de la aparente desaceleración en los precios, un grupo compuesto por 36 organizaciones sindicales ha cuestionado la metodología oficial de cálculo de la inflación. Según estos gremios, el índice que utiliza el gobierno no refleja la realidad vivida por los trabajadores, pues la variación real de los bienes y servicios sería considerablemente superior al porcentaje publicado. En un comunicado conjunto, que contó con el apoyo de sindicatos de la CGT y de ambas vertientes de la CTA, se afirmó que “el dato del 2,2% dista de representar el aumento efectivo que afrontamos mes a mes con nuestros ingresos” y que el método de cálculo empleado ha quedado desfasado.
Daniel Yofra, referente de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines, declaró a Futurock que “los índices oficiales no corresponden con la realidad que viven los trabajadores, sobre todo tras la devaluación ocurrida en diciembre de 2023, al inicio de la actual gestión”. Yofra, quien junto a 30 agrupaciones exige una actualización en la metodología de medición, puntualizó que las variaciones en el consumo detectadas por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares revelan un desfase cercano al 15% en comparación con los datos oficiales.
Los sindicatos también han criticado que este “dibujo oficial” oculta la erosión del poder adquisitivo. Señalan que, para cubrir las necesidades básicas al finalizar 2024, un trabajador debía percibir un ingreso bruto mínimo de 1.900.000 pesos mensuales, en contraste con el salario mínimo actual de 286.711 pesos, establecido de forma unilateral tras desacuerdos entre centrales y cámaras obreras.
En suma, mientras los precios de los alimentos siguen al alza y la inflación oficial parece subestimar la realidad, crece la preocupación entre los sectores sindicales y sociales, que reclaman urgentemente una revisión del método de cálculo para reflejar con mayor precisión el impacto económico en la vida diaria de los argentinos.
Foto: Claves Digital