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Axel Kicillof denunció el modelo económico

Después de la contundente victoria del peronismo en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof volvió a poner en términos nítidos la pulseada política y económica con el gobierno nacional. En una extensa entrevista con Clarín, el gobernador denunció que el proyecto que representa Javier Milei responde a una agenda que favorece a grandes intereses concentrados —a los que aludió como vinculados a la AmCham— y advirtió que ese rumbo plantea la “primarización” del país y el desmantelamiento de la industria y las políticas públicas.

Kicillof leyó la derrota relativa del libertarismo en las urnas bonaerenses como una señal de rechazo a un modelo que, dijo, pretende imponer medidas de ajuste sin mediación parlamentaria. En la charla con el diario, sostuvo que la idea de gobernar por decreto, con facultades para vetar y sin diálogo con el Congreso, supone un desafío directo a las reglas institucionales y a la convivencia democrática. Para el gobernador, ese intento no sólo es autoritario en el plano político: agrava también una política económica que, según su diagnóstico, ya está erosionando derechos básicos como la salud, la educación y las jubilaciones.

En términos económicos, Kicillof trazó un paralelo con planes de “estabilización” del pasado: señaló que el equipo económico del gobierno responde a lógicas financieras —mencionó a funcionarios formados en ámbitos como JP Morgan— que buscan sostener un tipo de cambio relativamente bajo, comprimir salarios y reducir gasto público. Esa receta, advirtió, profundiza la desigualdad y condena a la Argentina a exportar cada vez más materias primas en bruto, en lugar de industrializar y agregar valor en el país. “Si primarizás todo y lo demás lo importás, terminás destruyendo la capacidad productiva”, sintetizó.

El gobernador no eludió la cuestión de la deuda externa: recordó el endeudamiento masivo contraído en la gestión de Mauricio Macri con el FMI y aseguró que la actual gestión no hizo sino profundizar ese problema estructural. Kicillof reclamó que el Fondo —que según él mismo reconoce errores en los informes internos sobre aquel préstamo— debe sentarse a discutir una salida que no pase por imponer más ajuste sobre la población.

Más allá de la economía, las críticas de Kicillof apuntaron al tono político: advirtió contra discursos que, según él, alientan el odio hacia periodistas, artistas y opositores, y que encuadran la política como una pulseada de exclusión social. En ese marco, reivindicó la función de universidades y de la industria para generar empleo y conocimiento —puso como ejemplo las cadenas de valor del litio o del petróleo: “¿preferís vender el mineral o transformarlo en baterías?”— y señaló que cualquier proyecto de país que prescinda de esas capacidades está condenado a retroceder décadas.

La entrevista tuvo, además, un gesto político: Kicillof confirmó que mantendrá contactos con referentes del peronismo y no descartó visitar a Cristina Fernández de Kirchner para dialogar tras el triunfo provincial, en un gesto que busca recomponer lazos internos y proyectar unidad frente a la ofensiva oficial.

Para el gobernador, lo que se juega no son meras diferencias de estilo. Es, dijo, la disputa entre dos proyectos: uno que apuesta a concentrar riqueza y abrir la economía a la primarización, y otro que busca preservar la capacidad productiva, los derechos sociales y la intervención estatal orientada a la inclusión. Esa polaridad —sostuvo— explica por qué las urnas bonaerenses marcaron un revés para el oficialismo y alimentan la necesidad de construir una respuesta popular y política a las medidas que vienen.

El discurso de Kicillof combina, así, una crítica dura al modelo económico y una acusación política: no sólo reprocha las medidas concretas de ajuste, sino la lógica de fondo que las hace posibles. Al colocar la discusión sobre la primarización y la soberanía productiva en el centro del debate, el gobernador busca imponer una agenda alternativa que articule reclamos sociales con propuestas de desarrollo. Queda por verse cómo esa estrategia se traducirá en iniciativas concretas de gobierno y en el terreno nacional, donde la tensión entre el Ejecutivo y los distritos que resisten su receta económica promete ser uno de los ejes de la dinámica política de los próximos meses.

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