Cada vez se usan más las tarjetas de crédito para comprar alimentos
Por primera vez, casi la mitad de lo que se compra para poner en la mesa sale del plástico. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) detectó que el 46% de las compras de alimentos en supermercados se pagó con tarjeta de crédito, un cambio de hábito que no es neutro: revela hasta qué punto las familias están recurriendo al financiamiento para cubrir lo básico.
El dato emerge en medio de un debate público entre el Gobierno y los analistas. Desde la Casa Rosada se minimó el efecto de la reciente suba del dólar sobre los precios de la canasta; para los economistas que relevaron el consumo, en cambio, la realidad en góndola pinta otra cosa. El CEPA advierte que la moneda y la dinámica de precios ya empujan a los supermercados a trasladar aumentos a los consumidores.
Mario Epstein, analista del CEPA, lo dijo sin vueltas en una entrevista radial: “Por primera vez la comida se compra con tarjeta de crédito y representa el 46% del total en los supermercados”. Esa frase resume la gravedad: el crédito pasó de ser un instrumento de consumo ocasional a una herramienta para financiar alimentos.
Los relevamientos consignan que, en distintas categorías, los aumentos observados oscilaron entre el 3,5% y el 9% en las semanas analizadas. Esos saltos —que según consultoras privadas se concentraron en alimentos durante la primera semana de agosto— explican en buena medida por qué las familias optan por postergar pagos o financiar su compra cotidiana.
Aunque algunos indicadores oficiales muestran una desaceleración relativa de la inflación mensual —valores que se ubican, según distintos reportes, entre 1,5% y 2%—, las proyecciones no son tranquilizadoras: Orlando Ferreres y otros analistas privados estiman que la inflación de agosto podría superar el 2,5% y hasta acercarse al 3,5%. Para millones de hogares, cualquier punto adicional de inflación se traduce en menos salario real y más necesidad de financiamiento.
Epstein vinculó directamente esta presión de precios con la evolución del tipo de cambio: en la Argentina los movimientos del dólar terminan por filtrarse a los precios locales, sobre todo en bienes con insumos o precios referenciados en la divisa. Mientras el gobierno logre contener esa presión, dijo el analista, habrá más margen para domar la inflación; si no, los aumentos continuarán mermando el poder adquisitivo.
La foto final es clara y preocupante: la tarjeta de crédito, antes asociada a compras no esenciales, hoy financia alimentos. Es una señal de alarma económica y social: cuando pagar la comida se vuelve crédito, la recuperación macroeconómica difícilmente llegue a las mesas más golpeadas.