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Caravana por la memoria

Una marea de banderas blancas y pañuelos volvió a teñir las calles porteñas: la Red Nacional de Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) conmemoró sus 30 años con una caravana que partió desde Parque Lezama y recorrió puntos simbólicos de la ciudad en una jornada de palabra, canto y reclamo. La acción, que reunió a regionales de todo el país, tuvo por objetivo volver a poner en primer plano la memoria de la última dictadura, denunciar el avance del negacionismo y exigir políticas que enfrentan el hambre y la entrega del país.

La primera parada fue la Embajada de los Estados Unidos, donde las columnas se detuvieron para descender de los vehículos, cantar “Patria sí, Colonia no” y leer un documento en el que se proclamaron herederos de “una generación revolucionaria”. Con megáfono en mano los militantes explicaron que la embajada simboliza —en sus palabras— “la muerte de América Latina, el genocidio, el saqueo”, y reclamaron que en el actual contexto de políticas ultraderechistas lo que se impone no es libertad sino la venta del país. Una integrante de la agrupación resumió: “estamos en un momento muy complicado, donde hay un negacionismo muy fuerte… una forma de visibilizar… es estar acá”.

La caravana continuó y, a lo largo del recorrido, quienes no iban en los autos acompañaron con bocinazos, saludos y cánticos. En el predio de La Rural colgaron una bandera que rezaba: “El hambre es un crimen de lesa humanidad”, un reclamo que enlaza memoria y presente para denunciar que la violencia institucional de ayer tiene sus correlatos en las políticas de este tiempo.

Rodeada por banderas y por compañeros, Rosana Heinrich —que milita junto a su hija y cuya padre, Enrique Heinrich, fue desaparecido— contó cómo la organización le dio voz para contar su historia: “Desde que pude contar mi historia estoy militando en H.I.J.O.S. Creo que me abrieron la voz”. Su testimonio recupera la práctica fundacional del movimiento: hacer política desde el nombre de las víctimas para impedir que el olvido borre las responsabilidades.

El recorrido incluyó además un acto frente a la Corte Suprema, donde colocaron una bandera con la consigna “Con presos políticos no hay democracia” y entonaron: “30 mil compañeros detenidos desaparecidos, ¡presentes!”. Más tarde, frente al Congreso de la Nación, leyeron otro documento en el que acusaron a figuras públicas de reivindicar el terrorismo de Estado y reafirmaron con fuerza el principio histórico: “No hubo dos demonios; acá fue genocidio”. La lectura cerró evocando la voz de Hebe de Bonafini y su consigna inquebrantable: “Ni un paso atrás”.

La caravana terminó con uno de los gestos más emotivos del día: la visita a la casa de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en San José, Constitución. Bajo su balcón, los militantes cantaron y flamearon banderas; la ex presidenta salió a saludar con la mano en el corazón y mostró, en un gesto simbólico y celebratorio, un pañuelo con las siglas de H.I.J.O.S. La jornada concluyó en Plaza de Mayo y volvió a Parque Lezama, donde cerraron con una olla popular “hijística” para compartir con el barrio: lucha, memoria y solidaridad en continuidad.

Para H.I.J.O.S., como explican sus integrantes, estas acciones son pedagógicas y defensivas: sirven para que la sociedad no baje la guardia frente a la reapropiación del relato histórico por parte de sectores que relativizan el terrorismo de Estado, y para mantener viva la exigencia de Memoria, Verdad y Justicia. “La reunión de la red me da alegría -dijo Ana Tronelli, integrante de la agrupación-; me emociona mucho, me parece que tenemos que seguir sosteniendo la resistencia”.

La conmemoración de los 30 años de H.I.J.O.S. vuelve a mostrar que la memoria no es un acto privado sino una práctica política: recuperar nombres y relatos, denunciar la continuidad de las injusticias y construir comunidad frente a la indiferencia y el hambre. En un país que disputa su pasado para decidir su futuro, la caravana fue una puesta en escena de esa disputa —y una invitación a intervenirla sin resignaciones.

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