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Científicos del CONICET convocan a nuevas medidas de fuerza

La comunidad científica y los becarios del CONICET protagonizarán una contundente medida de fuerza el próximo miércoles 6 de agosto: un paro de 48 horas que combinará una vigilia, una marcha con antorchas y diversas actividades públicas en el Polo Científico-Tecnológico de Palermo. Con esta movilización, buscan visibilizar la crisis institucional y el desmantelamiento progresivo de nuestro sistema de investigación, orquestado por un Ejecutivo “amigable” con los grandes monopolios reunidos en la AmCham.

La protesta se fundamenta en un reclamo claro: frenar el congelamiento salarial que arrasa con el poder adquisitivo de los científicos y becarios. Según ATE, quienes cobran becas de la Agencia I+D+i reciben montos por debajo de la línea de pobreza desde hace 15 meses, mientras que las becas postdoctorales del CONICET han sufrido recortes significativos en las últimas convocatorias. Además, la demora en la publicación de los resultados de la Carrera de Investigación Científica (CIC) y del Personal de Apoyo (CPA) —convocatoria 2023— agrava la incertidumbre de cientos de profesionales.

Los recortes no se limitan a los salarios: el Programa de Investigación Científica y Tecnológica (PICT), vital fuente de fondos para proyectos emergentes, se encuentra paralizado. Al mismo tiempo, el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) pierde personal a pasos agigantados: el INDEC reporta que en el primer semestre de 2025 se suprimieron 4.040 empleos públicos, de los cuales 1.085 correspondían al CONICET. Esta sangría de recursos humanos profundiza la precarización y pone en jaque la continuidad de líneas de investigación clave.

Lejos de considerar la ciencia como pilar de un desarrollo soberano, el gobierno de Milei muestra su afinidad con un modelo de primarización económica: desmontar el entramado científico nacional para acomodar los intereses de los grandes grupos concentrados. En lugar de fomentar la producción de conocimiento y herramientas sanitarias, educativas o tecnológicas, se apuesta a la desidia y al abandono de nuestras capacidades, entendidas por quienes mandan como un obstáculo para sus proyectos de desguace.

El paro incluirá “cartelazos”, “ruidazos”, charlas de divulgación y un acampe que concluirá con una asamblea matutina. Será, en definitiva, una demostración de fuerza destinada a frenar la ofensiva contra la ciencia argentina. Porque, como bien señalan los convocantes, atacar la investigación es «cercenar nuestra capacidad colectiva de transformar la naturaleza y producir soluciones para las mayorías«. La defensa de la ciencia es, en última instancia, la defensa del derecho a un proyecto de país independiente y orientado al bien común.

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