Con sus fallos, la Justicia sigue perdiendo credibilidad
En un documento titulado “Será Poder, Judicial ¡jamás!”, el colectivo Curas en la Opción por las y los Pobres (COPP) expresó con firmeza su preocupación por el descrédito del sistema judicial argentino, al que señalaron como “la institución menos creíble” del país. Aunque sin aludir de forma directa al reciente fallo de la Corte Suprema que afecta a Cristina Fernández de Kirchner, el texto plantea una clara alusión al caso, destacando que “juicios manchados en todas las instancias por la complicidad entre jueces y el poder político, podrán dictar sentencia, pero nunca justicia”.
Según los sacerdotes, el Poder Judicial muestra una postura “ostensiblemente servil a los intereses de los poderosos”, lo que, afirman, impide no sólo generar confianza en la ciudadanía, sino también sostener la paz social. La crítica es contundente: “decir que el poder judicial responde a un poder superior ya no parece una hipótesis, sino una evidencia”.
El documento cierra con una imagen impactante: “una balanza con pesas falsas, una venda caída y una espada unidireccional no se asemejan ni siquiera a una caricatura; son simplemente una farsa y una mentira”. La reflexión que proponen los curas va más allá de los nombres propios involucrados en los procesos judiciales: “no se trata de coincidir o no con las personas acusadas, sino de reclamar verdad y transparencia”.
En esa línea, se suman voces que desde el mundo del trabajo también cuestionan la legitimidad del sistema judicial, entendiendo que su crisis no es un hecho aislado, sino que forma parte de un entramado institucional atravesado por un modelo económico desigual. “Nos preguntamos –dicen– cómo sería una justicia construida desde el pueblo, como la que hoy empieza a plantearse en México”.
Frente a un Poder Judicial que muchos perciben como instrumento de las corporaciones económicas y los intereses extranjeros, crece la idea de que no alcanza con reformar nombres o estructuras: lo necesario es avanzar hacia una nueva institucionalidad. Tal como expresó esta semana la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se trata de edificar una democracia real, con participación directa y protagonismo popular. Una justicia legítima, al servicio de los intereses del pueblo trabajador, solo podrá surgir –sostienen– desde abajo y organizada por quienes padecen, día a día, las injusticias de un sistema que ya no resiste más maquillaje.