Diego Guelar calificó en duros términos a Mauricio Macri
Diego Guelar —exembajador ante China, la Unión Europea y Brasil, hoy candidato a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires en las filas de la UCEDE— lanzó una andanada de reproches contra Mauricio Macri que no buscó disimulos: además de cuestionar su estrategia política, lo acusó con términos duros y lo responsabilizó por la alianza con La Libertad Avanza y por el retroceso del PRO como espacio político.
En una entrevista que tomó temperatura por su vehemencia, Guelar respondió sin eufemismos cuando le preguntaron quién puso “el último clavo al cajón del PRO”: “Mauricio Macri, sin lugar a duda. Es el responsable. Para ser claro, lo voy a decir: un reverendo hijo de puta. No sé si es elíptico, no es muy diplomático”. Con esa frase abrió una crítica que alternó el agravio con la perplejidad: “Habrá que consultar con su psiquiatra, o con su gurú, o quien sea, ¿qué diablos le pasó?”, llegó a ironizar.
El dirigente intentó racionalizar su exabrupto remitiéndolo al clima político impuesto por la llegada de Javier Milei: “Tengo una influencia, estoy influenciado por la era Javier Milei, tengo el insulto más fácil, justo ahora que él dice que no lo va a hacer”. Pero ese influjo no le bastó para explicar la decisión que, en su visión, selló la suerte del PRO: Guelar dijo que Macri desaprovechó una oportunidad histórica —“estabas arriba del caballo de la historia”, dijo, evocando figuras como Perón o Yrigoyen— y especuló con razones que van desde lo personal hasta lo inexplicable: “Habrá hecho un negocio personal, no sé. Se quebró”.
Sin explicación “racional”
En tono enfático insistió en la ausencia de una explicación racional a lo ocurrido y retomó el insulto como síntesis de su postura: “Yo no tengo una explicación racional y no me voy a guiar por los cuentos, las historietas. Entonces digo, no sé, pero que es un hijo de puta no tengo la menor duda. El motivo ya se va a saber, porque él es un personaje de la historia más allá de su intencionalidad”. Y para rematar con sarcasmo, lanzó: “Tal vez su objetivo es ser el campeón mundial de bridge”.
Guelar, además, asumió parte de la culpa por el deterioro del espacio: dijo incluirse entre los responsables del “desastre” y reveló su intención de competir por una candidatura a senador mediante una interna dentro de lo que fue Juntos por el Cambio, algo que, según explicó, nunca llegó a concretarse: “En estos ocho meses vengo pidiendo una interna para ser candidato por decisión de la gente… No hubo nada de eso”.
Ratificación y mensaje público
Horas más tarde, ya en Radio Mitre, ratificó sus dichos y defendió el insulto como “una forma diplomática de expresar mi absoluto desacuerdo de haber hecho desaparecer al PRO”. En sus redes reafirmó la postura política: “El PRO debería haber conformado una COALICIÓN con LLA, sin DESAPARECER… el ÚNICO que representa las ‘Banderas de PRO’ en esta elección somos UCEDE y yo”, escribió, en una frase que busca posicionarlo como heredero del armado clásico frente a la reconfiguración liderada por Macri.
Ecos internos: Larreta, Vidal y la crisis del espacio amarillo
La embestida de Guelar se suma al malestar que desde hace meses sacude al electorado y a la dirigencia del PRO. Horacio Rodríguez Larreta fue el primer dirigente de peso en marcar distancias: rompió con el partido para presentarse con una lista propia en la Ciudad. María Eugenia Vidal, por su parte, también manifestó su desaprobación de la alianza con los libertarios y advirtió sobre la necesidad de pensar “el post-mileísmo” y no sostener solamente una construcción “en contra de algo”.
La disputa se enmarca en la polémica decisión de Macri de sellar un acuerdo con La Libertad Avanza que incluyó, además de la coalición electoral, el abandono del color amarillo y la adopción del nombre del espacio de Javier y Karina Milei en varias provincias. Esa maniobra, cerrada luego de la derrota del PRO en la Ciudad el 18 de mayo, desató una serie de reproches internos y desorientó a la base tradicional del partido.
La defensa de Macri: unidad por el “futuro del país”
Frente a las críticas, Macri defendió su gesto con una argumentación pragmática: según él lo que estuvo en juego excedía a la identidad partidaria y tenía que ver con un proyecto de país. “Lo que está en juego no es un partido ni un cargo, sino, de alguna manera, el futuro del país. Creemos que esta decisión de ir juntos en varias provincias refleja un reclamo de muchos: unir fuerzas, priorizar en lo que estamos de acuerdo y seguir el rumbo que eligió la sociedad”, afirmó, instalando la tesis de la suma de fuerzas por encima de la conservación simbólica del partido.
Una crisis con múltiples capítulos
La andanada de Guelar no es solo una estocada personal contra Macri: funciona como síntoma de una crisis interna que atraviesa a un espacio que supo ser eje central de la coalición opositora. La disputa sobre identidad, tácticas electorales y las prioridades estratégicas —si persistir como sello propio o diluirse en frentes más amplios— vuelve a poner en tensión a referentes históricos y obliga a repensar el mapa de alianzas en el tablero nacional.
El tono de las declaraciones de Guelar, entre la ira y el sarcasmo, expone también una sensación extendida en sectores del centroderecha tradicional: la pérdida de un rumbo claro y la resignación de símbolos que, para muchos, eran parte del capital político y cultural del PRO. Si la alianza con LLA se consolida, el desafío para los críticos no será solo recuperar representación, sino reconstruir una propuesta que atraiga a una base que se siente herida por las decisiones recientes.
En definitiva, la ofensiva verbal del exdiplomático instala con crudeza la pregunta que ronda al PRO y a sus aliados: ¿reconfiguración estratégica por supervivencia, o liquidación de una identidad histórica en favor de una suma táctica? Las respuestas, por ahora, siguen abiertas y la interna promete episodios que definirán, también, la geografía política de las próximas elecciones.