El adiós a Norita, una imprescindible
Ayer, jueves 30 de mayo, falleció a los 94 años Nora Cortiñas, una de las figuras más emblemáticas en la lucha por los derechos humanos en Argentina. Su partida deja un vacío inmenso, pero su legado perdurará eternamente en la memoria del pueblo argentino que busca verdad y justicia.
Norita, como cariñosamente se la conocía, dedicó su vida a la incansable búsqueda de su hijo Carlos Gustavo, desaparecido el 15 de abril de 1977. Este compromiso la llevó a integrarse a las Madres de Plaza de Mayo, organización que se convirtió en un símbolo de resistencia durante la dictadura cívico-militar argentina. Desde mayo de 1977, nunca dejó de asistir a la Plaza de Mayo, incluso ante el peligro y las amenazas constantes.
Bertolt Brecht expresó que hay personas que luchan toda la vida y son imprescindibles. Nora Cortiñas fue una de ellas. Su lucha comenzó con la desaparición de su hijo, pero se extendió a una batalla colectiva por los derechos humanos, la memoria y la justicia. Enfrentó la represión, las amenazas y la indiferencia con un coraje inquebrantable, guiada por la consigna: «Todas por todas y todos son nuestros hijos».
Nora siempre destacó el trabajo colectivo de los organismos de derechos humanos y mantuvo viva la memoria de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, como Azucena Villaflor. A pesar del terror de aquellos años, su «impulso visceral» la mantuvo firme en su búsqueda de justicia.
Anécdotas de Resistencia
Entre las anécdotas que solía compartir, destaca la vez que un policía le pidió pagar 30 centavos por «hacer escándalo en la vía pública». Nora, con su usual ingenio, le entregó 60 centavos, diciendo: «Cobrate para el jueves que viene ya». Este acto refleja su espíritu indomable y su compromiso con la causa.
Nora enfrentó detenciones, represión y la desaparición de compañeras, pero nunca abandonó la Plaza. Describía la desaparición de su hijo como una «angustia prolongada», un crimen perpetuo que sufría cada día al no saber su paradero.
Compromiso en Democracia
Con el regreso de la democracia, Cortiñas continuó su lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Ni las leyes de obediencia debida y punto final, ni la represión de 2001, ni el frío ni el calor pudieron detenerla. Estuvo presente en todas las marchas y actividades por causas justas, siempre con su pañuelo blanco y la foto de Gustavo al pecho.
Fue una defensora incansable de los derechos humanos, apoyando causas como la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. En el Paro Feminista de 2020, ocupó un lugar en el escenario, demostrando su apoyo hasta la aprobación de la Ley 27.610.
Legado y Reconocimientos
Su incansable búsqueda de justicia la llevó a recibir numerosos reconocimientos, incluyendo doctorados Honoris Causa y el premio Jorge Morresi. Fue profesora en la UBA y dictó cursos y seminarios sobre derechos humanos en todo el mundo.
El libro biográfico “Norita. La Madre de todas las batallas” del periodista Gerardo Szalkowicz captura su vida y su lucha. Nora expresó en ese libro: “Esa ausencia (la de su hijo), ese dolor que siento todos los días, es el motor de mi compromiso. Quiero cambiar este mundo injusto. Dentro de muchos años me gustaría ser recordada con una sonrisa y con ese grito que significa todo lo que siento dentro mío: ¡Venceremos!”.
Despedida
Hoy, la Plaza de Mayo se ha llenado de velas, flores y mensajes en homenaje a Nora Cortiñas. Su espíritu y su lucha continúan vivos en cada rincón de Argentina. Su legado es un faro que seguirá guiando a todos aquellos que luchan por un mundo más justo.
FUENTES: somostelam.com.ar; Página/12; tiempoar.com.ar