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El aumento de los servicios: un golpe al bolsillo de los hogares

A un año de la asunción del gobierno liderado por Javier Milei, las políticas tarifarias han dejado su marca en los hogares del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Según un informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA y Conicet, los costos de servicios básicos como electricidad, gas, agua y transporte han experimentado un aumento interanual del 402%, impactando significativamente en el presupuesto familiar.

Un hogar tipo y la presión de las tarifas
En diciembre de 2024, un hogar promedio sin subsidios destinó $143.819 para cubrir servicios públicos esenciales y transporte. Este gasto representa un aumento del 7,2% respecto al mes anterior, en un contexto donde el gobierno ha anunciado más incrementos para el próximo año.

Desglosando los servicios, el transporte fue el más afectado, con un incremento del 601% en el costo del boleto mínimo de colectivo, que pasó de $52,96 en diciembre de 2023 a $370 un año después. Por su parte, la energía eléctrica subió un 268%, el gas un 531% y el agua un 331%. Este alza tarifaria ha duplicado el peso de la canasta de servicios públicos en los ingresos familiares, pasando de representar el 5,9% del salario promedio en 2023 al 11,9% en 2024.

Subsidios en retroceso y una emergencia extendida
Mientras los costos para los consumidores aumentan, las transferencias del Estado en concepto de subsidios cayeron un 38% en términos reales durante 2024, representando un total de $7,8 billones. A pesar de esta disminución, el gobierno extendió la emergencia energética, manteniendo el esquema de subsidios actuales por seis meses adicionales, hasta mayo de 2025.

El aumento desproporcionado de las tarifas contrasta con un costo de vida que subió un 166% en el último año. La creciente brecha entre ingresos y costos básicos refuerza las críticas hacia un modelo económico que prioriza la transferencia de recursos hacia sectores concentrados, mientras las familias de clase media y trabajadora soportan el grueso del ajuste.

Los aumentos en transporte, energía y agua afectan directamente a las actividades cotidianas, desde ir al trabajo y llevar a los niños a la escuela hasta garantizar necesidades básicas como cocinar y mantener la higiene. Este desequilibrio pone en evidencia una política que, según los críticos, profundiza las desigualdades y erosiona la calidad de vida de los sectores más vulnerables.

Reflexión y búsqueda de alternativas
Frente a esta realidad, las demandas de la sociedad comienzan a tomar forma. El debate sobre un modelo económico más equitativo se intensifica, con propuestas que buscan contrarrestar el impacto de las políticas actuales y garantizar una distribución más justa de los recursos.

En un escenario de desafíos crecientes, el impacto de las tarifas en los hogares del AMBA no solo refleja una crisis económica, sino también la necesidad de un cambio estructural que permita enfrentar las problemáticas comunes y mejorar las condiciones de vida del conjunto de la población.

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