El aumento del salario mínimo no alcanza ni para 2 kilos de pan
El Ejecutivo nacional anunció, mediante un decreto publicado ayer viernes, un aumento del 1,6 % en el salario mínimo vital y móvil (SMVM). De esta manera, el salario de mayo pasará de los actuales $302.600 a $308.200, en junio a $313.400, en julio a $317.800 y en agosto alcanzará $322.000 mensuales. Sin embargo, este ajuste queda muy lejos de compensar la canasta básica y se convierte principalmente en un piso que otros gremios deberán tomar como referencia. Para tener una referencia de lo exiguo del aumento ($ 5.400), no alcanza para comprar dos kilos de pan.
Mientras tanto, las negociaciones que la CGT venía llevando a cabo en el Consejo del Salario con la secretaría de Trabajo —en las que se aspiraba a un SMVM de $750.000— quedaron frustradas. La ausencia de representantes del Gobierno en la mesa de diálogo obligó a recurrir al trámite de decreto, en lugar de un acuerdo paritario que contemplara las verdaderas necesidades de los trabajadores.
Según el informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la CTA, durante la gestión de Javier Milei el poder adquisitivo real del SMVM se redujo un 33,5 %. “Desde 2024, el salario mínimo real quedó reducido a menos de la mitad de lo que era en 2015 y es incluso inferior al promedio de la década de 1990”, advierte el estudio.
Este incremento oficial llega en un contexto de previsiones de inflación que oscilan entre el 4 % y el 6 % mensual, con una deuda pública en ascenso que aún no tiene un plan claro de financiamiento sin trasladar el costo a las mayorías. Así, los trabajadores reciben aumentos muy por debajo del ritmo inflacionario, mientras grupos económicos consolidan su modelo de desmantelamiento de la industria local y el narco tráfico y la violencia continúan azotando los barrios.
En ese escenario, el reclamo por una paritaria que garantice un salario digno cobra más fuerza que nunca. No se trata solo de quienes luchan para llegar a fin de mes: es la referencia que miles de gremios necesitan para sostener su negociación salarial y frenar el avance de un sistema que privilegia la especulación financiera sobre la calidad de vida de la población.