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Ficha limpia: knockout en el Senado

El proyecto de ley conocido como “Ficha Limpia” no logró la mayoría necesaria en el Senado: con 36 votos a favor y 35 en contra, el oficialismo no consiguió su aprobación. El intento, que buscaba modificar la Ley Orgánica de los Partidos Políticos para impedir que personas condenadas en segunda instancia pudieran ser candidatas a cargos públicos, fue señalado por amplios sectores como una maniobra destinada a proscribir a Cristina Fernández de Kirchner. La expresidenta había advertido previamente que el juicio de la causa “Vialidad” estaba viciado desde el inicio y denunció: “La Corte ya tiene escrita y hasta firmada la condena”.

Desde el Partido Justicialista emitieron un comunicado contundente, donde advirtieron que se trata de una persecución sistemática sostenida a lo largo de los años mediante causas judiciales sin sustento probatorio. “Esto es una operación de proscripción disfrazada de moralidad institucional”, señalaron. “El objetivo real es ensuciar la voluntad popular”. En la misma línea, el gobernador bonaerense Axel Kicillof calificó la iniciativa de “gravísima para la democracia”, y acusó al Poder Judicial de actuar como “un partido político”. En declaraciones radiales remarcó: “Contra Cristina no tienen pruebas y van contra la ley”.

El revés legislativo provocó una reacción airada por parte del gobierno nacional. El presidente Javier Milei fustigó a los senadores que votaron en contra del proyecto, acusándolos de “priorizar sus intereses personales y partidarios por encima de las demandas del pueblo”. El mandatario aseguró que “el kirchnerismo hará cuanto sea necesario para defender la impunidad de sus jefes”, en un intento por capitalizar políticamente la derrota parlamentaria.

Hace pocas semanas, el Ministro de Economía —favorable a las exigencias del FMI— había considerado innecesario avanzar con el proyecto, confiado en la fragmentación del frente opositor. Sin embargo, la votación en el Congreso reveló una correlación de fuerzas distinta, mostrando fisuras dentro del bloque oficialista y dejando al descubierto los límites del proyecto económico alineado con los intereses de los grupos financieros internacionales.

En medio de esta avanzada judicial y legislativa, Cristina Fernández de Kirchner volvió a poner en discusión el saqueo que sufren los trabajadores. “Los salarios y las jubilaciones no aguantan más el ajuste”, sostuvo, tras una nueva devaluación celebrada por el gobierno con bombos y platillos. Ese mismo día, el Ejecutivo nacional sellaba un nuevo acuerdo de endeudamiento con el FMI por 20 mil millones de dólares, mientras la bicicleta financiera sigue girando sin freno.

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