La CGT prepara el paro general del jueves
A raíz de la creciente indignación en barrios, centros laborales y en el transporte público, la Confederación General del Trabajo (CGT) anunció una extensión en la jornada de protesta que ahora se llevará a cabo durante 36 horas, en lugar de las 24 inicialmente previstas. La acción se enmarca en una serie de movilizaciones convocadas tanto por la CGT como por las dos CTA, que buscan sumar fuerzas en contra de la transferencia de recursos de los bolsillos de los trabajadores hacia las grandes corporaciones.
El paro comenzará el próximo miércoles 9 de abril al mediodía, iniciándose con acciones de visibilización y una marcha hacia el Congreso Nacional. Este recorrido tiene un significado especial al reunirse bajo un mismo reclamo a favor de los jubilados, quienes se han convertido en uno de los pilares de la protesta. En una reunión celebrada este martes en la sede de la central obrera, Héctor Daer reafirmó el compromiso de acompañar a los adultos mayores en esta lucha, destacando la necesidad de defender los derechos de todos los trabajadores.
La extensión de la medida fue comunicada por Octavio Argüello, reciente co-secretario general de Camioneros, en un contexto de hartazgo frente a las políticas de ajuste impulsadas por un gobierno que, según los sindicalistas, favorece a las grandes corporaciones. Esta declaración llega en un momento en el que se denuncia un endeudamiento adicional de U$S 20.000 millones con el FMI, sumado a la pérdida de 185.000 empleos en sectores tanto públicos como privados, y a la constante caída del poder adquisitivo ante el alza descontrolada de precios de bienes y servicios esenciales.
La protesta, que ya marca el tercer paro desde la llegada al poder del actual gobierno, tiene un doble componente. Por un lado, se busca la presencia masiva en las calles del centro porteño y otros espacios urbanos, y por otro, se contempla la paralización de importantes actividades a nivel nacional, afectando sectores como el industrial, estatal, docente y de transporte. Mientras tanto, se intensifican las presiones sobre la UTA para impedir el paro de choferes, con amenazas de intervención y la cancelación de la representación gremial.
El desencanto se ve reflejado en las calles y se suma a las críticas por las recientes escenas de represión que han afectado a nuestros jubilados, lo que ha impulsado a los trabajadores a exigir un plan de acción que responda a sus intereses y que rompa la dependencia frente a monopolios y políticas de saqueo. Frente a la coyuntura de cierres empresariales, desguace económico y una creciente primarización, el mensaje de unidad intergeneracional se hace más urgente que nunca para sostener los derechos y la justicia social.