La construcción se paraliza, aunque Milei piense lo contrario
La actividad en el sector de la construcción se muestra en una clara tendencia descendente, según los últimos datos difundidos por el INDEC. Durante enero de este año, la industria se contrajo un 1,3% en términos interanuales y un 1,0% respecto al mes previo, mientras que el empleo registrado sufrió una caída de casi un 17% en 2024.
En diciembre del 2024, el registro de puestos en el ámbito privado se redujo en un 9,8% al compararlo con el mismo mes del año anterior. Resulta fundamental destacar que este rubro ha sido históricamente crucial para absorber mano de obra no calificada, quienes dependen de estas oportunidades para sostener sus ingresos. En el acumulado de enero a diciembre de 2024, la plantilla laboral en construcción descendió un 16,9% respecto al mismo período de 2023, y la actividad global se desplomó un 27,4%.
Estas cifras surgen en un contexto de incertidumbre económica, marcado por la devaluación y la volatilidad, elementos que han puesto a prueba el modelo de ajuste implementado tras el primer año de gestión de Libertad Avanza. Aunque algunos pronósticos apuntan a una eventual recuperación, la comparación de datos entre diciembre y enero de 2024 revela un panorama preocupante.
Durante la apertura de las sesiones del Congreso, el presidente Javier Milei generó polémica al afirmar que la inversión en obra pública no es fuente de empleo. En su discurso, Milei declaró que se ha eliminado uno de los sectores más importantes para la generación de trabajos, insistiendo en que “la obra pública no crea puestos de trabajo, sino impuestos”. Además, sostuvo que el financiamiento estatal en construcción propicia inflación y deuda, y calificó de falsa la noción de que las obras públicas impulsan el empleo.
No obstante, diversos analistas y sectores empresariales señalan que, en años anteriores, la obra pública actuó como un motor tanto directo como indirecto para la economía local, al estimular industrias proveedoras de materiales y servicios. Según estos críticos, la estrategia de recortar inversiones en infraestructura beneficia a intereses que buscan explotar materias primas para industrializarlas fuera del país, sacrificando así el desarrollo y el empleo local.
En suma, mientras los indicadores económicos reflejan un notable retroceso en la construcción, las declaraciones del mandatario contrastan con la realidad mostrada por los datos oficiales. El debate se centra en si el enfoque actual, que apunta a reducir el gasto en obra pública, realmente contribuye a optimizar la economía o si, por el contrario, está mermando una fuente vital de empleo y desarrollo para el país.