La Iglesia denuncia el avance del narcotráfico
La Iglesia volvió a alzar la voz contra el avance del narcotráfico en los barrios populares, advirtiendo que el crimen organizado se consolida como la única “oferta laboral” para muchos jóvenes excluidos. Así lo advirtió la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogodependencia, que en un comunicado atribuyó esta penetración criminal a la paulatina “retirada del Estado de las zonas más vulnerables”.
Según el texto, las oscuras redes del narcotráfico se infiltran silenciosamente en las periferias y barriadas obreras, ofreciendo “trabajo” a quienes el sistema ha descartado. Mientras las fachadas aparentan calma, las familias se desmoronan y adolescentes y jóvenes quedan atrapados tanto en el consumo de sustancias como en la comercialización de estupefacientes.
Detrás de este fenómeno, denuncia la Iglesia, estaría la estrategia de los grandes grupos económicos para consolidar un modelo de primarización: solo requieren unos tres millones de empleos para extraer recursos (litio, cobre, gas, petróleo y granos), y buscan mantener al resto de la población fuera de la cadena productiva. “Controlar nuestros barrios —ya sea como ‘soldaditos’ o como consumidores— forma parte de la ocupación territorial de esos monopolios, que tampoco quieren que nos organicemos contra ellos”, expone el comunicado.
La propuesta eclesiástica no se limita a este reclamo: en días recientes, la Conferencia Episcopal también reclamó al Gobierno que acelere los apoyos a personas con discapacidad, con el lema “la discapacidad no puede esperar”. Su presidente, el arzobispo Marcelo Colombo, expresó solidaridad con el personal del hospital Garrahan, considerando su protesta “justa e impostergable” y ofreciéndose a amplificar su pedido. Asimismo, las diócesis de Quilmes, Merlo-Moreno y Posadas alzaron su voz en defensa de los jubilados que cada semana son reprimidos al reclamar pensiones dignas.
Frente a este panorama, la Iglesia hace un llamado urgente a reforzar la presencia estatal en infraestructura sanitaria y social, subrayando la importancia de “valorar, cuidar y garantizar salarios justos” al personal que acompaña a quienes se sienten postergados. Sin una base social fuerte, advierte, el actual modelo económico y su estrategia de “desguace” no podrán sostenerse en el tiempo ni cimentar ningún tipo de consenso.