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La inflación bajó; el poder adquisitivo también

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) volvió a advertir que la pérdida del poder adquisitivo de los salarios se agrava mes a mes. En abril, una familia tipo requirió ingresos superiores a 1.110.063 pesos para cubrir la Canasta Básica Total (CBT), lo que equivale a más de cuatro salarios mínimos vigentes. Mientras tanto, el salario mínimo vital y móvil quedó fijado por decreto en 302.000 pesos, muy lejos de alcanzar los niveles necesarios para evitar la pobreza.

Los datos publicados ayer por el INDEC reflejan un alza del 0,9 % en la CBT y del 1,3 % en la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que agrupa únicamente los bienes indispensables para la subsistencia. Con estas variaciones, la CBT acumula un incremento del 8,4 % entre enero y abril, y la CBA, un 11,8 % en el mismo período. Tomando como referencia la comparación interanual, ambas canastas muestran subas cercanas al 34 %: la total escaló 34 % y la alimentaria, 34,6 %.

Para un adulto, el costo de no caer bajo la línea de la pobreza superó los 359.244 pesos el mes pasado; si se considera la canasta alimentaria, hizo falta un ingreso mínimo de 162.554 pesos. Estos valores dejan en evidencia la brecha creciente entre los haberes oficiales y el valor real de los bienes y servicios.

En el último encuentro del Consejo del Salario Mínimo, celebrado el 29 de abril, Gobierno, empleadores y representantes de los trabajadores no lograron acordar una cifra unánime. En consecuencia, el Ejecutivo estableció por decreto un incremento mensual del 1,94 % para el salario mínimo desde mayo hasta agosto, un porcentaje que ni siquiera compensa la inflación actual.

La disparidad se agrava todavía más cuando se analizan los precios al consumidor en la zona del Gran Buenos Aires. Según un relevamiento de 57 productos de consumo masivo, el ajuste promedio en abril fue del 3,05 %. En el caso de la carne vacuna, el alza promedio llegó al 9,8 %, casi siete veces superior al aumento que perciben los trabajadores con el nuevo salario mínimo.

Lejos de ser un mero número oficial laudatorio, el superávit fiscal que el Gobierno exhibe como logro contrasta con el día a día de los hogares, donde la caída del salario real erosiona sus posibilidades de comprar los bienes esenciales. Mientras los grandes conglomerados económicos celebran el ajuste histórico, millones de argentinos ven cómo su ingreso no alcanza para mantenerse por encima de la línea de la pobreza.

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