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Larvas de mosquitos más resistentes de lo que se pensaba

Un equipo de especialistas del CONICET, en colaboración con colegas internacionales, ha desafiado un paradigma arraigado en la biología con un hallazgo innovador que podría transformar las estrategias de control de enfermedades transmitidas por mosquitos. La investigación, publicada en la prestigiosa revista Insects, revela que las larvas del Aedes aegypti, conocido vector de enfermedades como el dengue, Zika y chikunguña, son capaces de obtener oxígeno del agua además del aire atmosférico.

«El resultado de nuestro estudio es muy novedoso porque históricamente y en la mayoría de los libros de biología, se dice que las larvas de Aedes aegypti respiran únicamente oxígeno atmosférico. Nuestro trabajo aporta evidencia útil para las estrategias de control de este mosquito», señala Agustín Alvarez-Costa, uno de los principales autores del estudio.

El estudio, liderado por investigadores del CONICET y llevado a cabo en el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA, CONICET-UBA) con colaboración del Instituto de Investigación sobre Biología de Insectos (IRBI) de la Universidad de Tours, en Francia, reveló que las larvas de Aedes aegypti pueden realizar intercambio gaseoso con el medio acuático, asegurando así su supervivencia incluso cuando están completamente sumergidas.

Soledad Leonardi, otra autora principal del estudio e investigadora del CONICET, destaca la importancia de este descubrimiento: «Este hallazgo desafía las concepciones establecidas sobre la biología de estos mosquitos. Hasta ahora, se creía que su respiración dependía exclusivamente del oxígeno atmosférico. Sin embargo, nuestro estudio demuestra que también pueden obtener oxígeno del agua, lo que tiene implicaciones significativas para el control de su proliferación».

Los experimentos realizados por el equipo mostraron que las larvas de Aedes aegypti pueden sobrevivir varios días sin acceso al oxígeno atmosférico, dependiendo de la temperatura del agua. Además, se descubrió que alrededor del 13% del oxígeno necesario para su supervivencia proviene del agua, mientras que el restante 87% lo obtienen del aire.

Este descubrimiento no solo cuestiona la efectividad de ciertos métodos de control de larvas que buscan evitar su contacto con la superficie del agua, sino que también sugiere nuevas vías para el desarrollo de estrategias de control más eficaces.

«Conocer estos aspectos claves de la biología de los mosquitos nos va a permitir desarrollar nuevas estrategias de control», puntualiza Leonardi. «Sería interesante replicar los experimentos que hicimos en otros mosquitos para ampliar nuestro conocimiento sobre la respiración de estos insectos y desarrollar medidas más efectivas para combatir las enfermedades que transmiten».

El estudio, que contó con la participación de destacados investigadores del CONICET y colaboradores internacionales, marca un hito importante en la comprensión de la biología de los mosquitos y ofrece nuevas perspectivas para el control de enfermedades transmitidas por estos vectores.

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