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Los productos se encarecen ante salarios planchados

En abril, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reportó que el índice que mide la variación de precios en la primera transacción comercial del país (IPIM) se incrementó un 2,8 %, mientras que el costo de la construcción en el Gran Buenos Aires (ICC) avanzó un 0,5 %. Estos guarismos reflejan tensiones que van más allá de las promesas oficiales de “ganarle” a la inflación, ya que los salarios no logran acompañar el ritmo de los aumentos.

Aunque las ventas mayoristas nominales subieron un 15 % en términos deflactados, la producción interna de las pymes industriales se contrajo un 3 % en el mismo período. Este desfasaje indica que muchas compañías están optando por importar bienes terminados en lugar de estimular su propia producción nacional. Según el INDEC, la suba del IPIM fue impulsada en gran medida por los productos importados, que crecieron un 6,0 % en abril, mientras que los artículos de origen nacional aportaron un alza menor.

En lo que respecta al sector de la construcción, el aumento interanual del ICC alcanzó el 43,1 %, explicado sobre todo por el encarecimiento de materiales (2,9 %) y gastos generales (1,7 %), en contraste con una baja del 1,9 % en el costo de la mano de obra. En el segmento asalariado formal se registró una caída del 2,6 %, mientras que los contratos a través de subcontratistas crecieron un 1,3 %.

La disparidad entre insumos y salarios alcanza extremos llamativos: maderas en bruto y para pisos treparon un 9,1 %, artefactos eléctricos e iluminación un 7,4 % y electrobombas un 6,9 %, mientras que los ingresos de los trabajadores retroceden o, en el mejor de los casos, se estancan. Esa combinación de costos desbordados y menor producción se tradujo en una reducción del empleo del 5 % en las pymes industriales durante el primer cuatrimestre.

El comportamiento del mercado mayorista acumuló un alza del 7,7 % en lo que va de 2025 —el nivel más alto desde agosto de 2024— y una suba interanual del 27 %, con una mayor incidencia de los rubros importados (8,4 %) frente a los nacionales (7,6 %). Dentro de la oferta local, los segmentos más golpeados fueron vehículos y repuestos, alimentos y bebidas, refinados del petróleo, maquinaria y tabaco.

El INDEC también midió el costo de la crianza infantil: para un bebé de hasta un año, el gasto mensual en abril fue de 410.524 pesos (125.735 en bienes y servicios; 284.788 en cuidado), con un incremento del 0,27 % respecto a marzo. Para menores de 1 a 3 años, la canasta costó 487.826 pesos (+0,29 %); entre 4 y 5 años, 410.197 pesos (+0,44 %); y para niños de 6 a 12 años, 515.984 pesos (+0,44 %). Estas cifras confirman que el alza generalizada de precios deteriora severamente la capacidad adquisitiva de los hogares.

Aunque el Ejecutivo eliminó retenciones a las exportaciones de pymes —entre 3 % y 5 % para 3.800 empresas—, esa medida no alcanza para compensar el impacto de la creciente apertura de importaciones y la escalada de costos internos. La coyuntura actual exhibe un círculo vicioso: la industria enfrenta insumos más caros, vende más gracias a productos importados y, aun así, produce menos, con la pérdida de empleos como factura social. El desafío será ver si, de este rebote en ventas, surge un verdadero repunte productivo o si el fenómeno de sustitución importadora se consolida como norma.

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