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Para el líder de la UOM, Argentina está en riesgo

El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, lanzó una dura advertencia contra la reforma laboral que impulsa el gobierno de Javier Milei y trazó un diagnóstico integral sobre el proyecto político y económico que, a su juicio, amenaza la soberanía y el tejido productivo del país. En una entrevista con Página/12, el dirigente metalúrgico sostuvo que la iniciativa oficial —que el Ejecutivo presentó en el marco de su plan de cambios estructurales— fue pensada “en los estudios jurídicos de las multinacionales” y persigue favorecer intereses ajenos a los trabajadores.

Furlán definió a la llamada “modernización laboral” como “la destrucción de todo el entramado productivo de la República Argentina” y advirtió que, por ser la UOM el gremio industrial más relevante, sus afiliados serán de los primeros en padecer las consecuencias. Según el dirigente, el proyecto no se limita a flexibilizar condiciones de trabajo: responde a una demanda corporativa que busca primarizar la economía y debilitar a las organizaciones obreras.

El titular de la UOM fue tajante al señalar quiénes, a su entender, están detrás de la iniciativa: “Hoy en la Argentina a ninguno de nosotros se nos escapa que gobiernan las multinacionales. Que Milei claramente es el vehículo para llevar estas leyes al Congreso”. Furlán sostuvo que muchas de las disposiciones del paquete fueron diseñadas para proteger “intereses inconfesables” y criticó la connivencia entre poder político y grandes grupos económicos.

Para situar el debate, el gobierno nacional ha planteado su propuesta como un paquete orientado a “reducción de trámites” y mayor flexibilidad para la contratación, con el argumento de que así se incentivará la formalidad y la inversión; sin embargo, el proyecto generó el rechazo masivo de sectores sindicales que cuestionan el foco y los posibles efectos sobre derechos laborales y funcionamiento sindical.

Furlán advirtió además sobre el rumbo del endeudamiento externo: “El endeudamiento que está tomando este gobierno va a ser dramático para los próximos gobiernos”, declaró, y señaló que los compromisos financieros que se están asumiendo dejarán condicionamientos que impedirán a futuros mandatarios desplegar políticas de reconstrucción industrial sin afrontar restricciones externas.

Frente a ese panorama, el dirigente convocó a la organización obrera a responder con firmeza. Subrayó que la CGT no puede “pararse en otro lugar que no sea en la confrontación contra esto”, y advirtió que lo que está en juego no es sólo el empleo de los metalúrgicos sino “la Argentina” en su conjunto. En ese marco, Furlán reclamó coordinación entre sindicatos, organizaciones sociales y fuerzas políticas que se opongan al paquete de medidas.

Para graficar la magnitud del proyecto, Furlán fue contundente: “La magnitud de todo lo que deroga, por lo ambiciosa que es esta reforma, es comparable solo con la reforma de la dictadura de 1976”. La comparación pretende subrayar el carácter sistémico y profundo de los cambios propuestos, que según el dirigente trascienden una simple corrección normativa y constituyen un quiebre en el modelo de representación laboral.

En la entrevista, Furlán vinculó además estrategias represivas y judiciales con un propósito de disciplinamiento político: respecto del encarcelamiento de la exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, dijo que se trata de “una medida que busca disciplinar al conjunto del peronismo” y advirtió: “Hoy es Cristina, mañana es cualquiera de nosotros”. El dirigente recordó los costos históricos que pagó el peronismo por confrontar a los poderosos y situó la actual ofensiva judicial en esa tradición de sanción política.

Las advertencias de Furlán llegan en un escenario de tensiones crecientes entre el gobierno y los sindicatos. Los sindicatos industriales ya denunciaron cierres y pérdida de puestos de trabajo en el sector metalúrgico y manufacturero, y confluyen señales de conflicto social si prosperan medidas que los gremios consideran regresivas. La UOM, en particular, ha denunciado pérdida de empleo en distintos subsectores y llamado a medidas de defensa del trabajo y de la industria nacional.

Abel Furlán plantea un diagnóstico que combina crítica económica, alerta política y llamado a la movilización: para el dirigente metalúrgico, la reforma laboral no es un ajuste técnico sino una pieza de un proyecto mayor de desindustrialización y subordinación económica. Su llamado a la confrontación y a la coordinación sindical coloca al movimiento obrero en el centro de una disputa que, en su visión, excede lo laboral y define el horizonte político del país.

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