Identifican riesgo sistémico en pacientes con enfermedad hepática
Científicos del CONICET distinguieron una proteína indicativa de que la esteatosis hepática, anteriormente conocida como enfermedad del hígado graso, puede avanzar hacia órganos diferentes del hígado. El trabajo abre las puertas al desarrollo de tratamientos más integrales.
Por fuera, puede no dar señales. Pero por dentro, la enfermedad avanza silenciosa, y cuando se manifiesta ya no afecta solo al hígado. Se trata de la esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), una afección que afecta a cerca del 30 por ciento de la población adulta mundial y que, sin tratamiento, puede derivar en graves complicaciones como cirrosis, cáncer de hígado e incluso insuficiencia hepática.
Sin embargo, su impacto va más allá del hígado: MASLD también se asocia a un riesgo elevado de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, renales, respiratorias e incluso ciertos tipos de cáncer. ¿Por qué una patología que comienza en el hígado termina afectando a otros órganos?
Para dar respuesta a esa pregunta, un equipo de investigación argentino del CONICET realizó un estudio proteómico sin precedentes, recientemente publicado en Hepatology, una de las revistas científicas más prestigiosas del área. “Nuestro objetivo fue identificar biomarcadores que permitan predecir qué pacientes con MASLD tienen más riesgo de sufrir complicaciones extra-hepáticas”, explica la médica e investigadora Silvia Sookoian, directora del estudio junto a Carlos Pirola, ambos integrantes del Centro de Investigación Traslacional en Salud (CENITRES) y de la Universidad Maimónides.
Cuando el hígado manda señales de alerta
La proteómica es una herramienta clave de la medicina de precisión. Permite identificar y cuantificar las proteínas que se expresan en un tejido o fluido en determinado momento, revelando patrones asociados a distintas enfermedades. Así, el equipo estudió perfiles proteómicos de más de 60.000 personas, primero en Argentina y luego mediante bases de datos internacionales.
El hallazgo más relevante fue la sobreexpresión de una proteína llamada ADGRG1 (también conocida como GPR56) en pacientes con MASLD y riesgo de complicaciones en otros órganos. “ADGRG1 se comporta como un indicador de daño sistémico: está relacionada con un mayor riesgo de enfermedad hepática terminal, muerte prematura, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cardiopatía isquémica”, detalla Sookoian.
La expresión de esta proteína se detectó en células del “nicho fibrótico e inflamatorio” del hígado, lo que confirma su participación en los procesos de inflamación y fibrosis hepática avanzados. Para validar esta hipótesis, los científicos utilizaron modelos experimentales con organoides hepáticos –pequeños órganos artificiales derivados de células madre–, una herramienta de vanguardia que permite reproducir condiciones de enfermedad humana en el laboratorio.
Un paso más hacia la medicina traslacional
El estudio no solo aporta claves para comprender por qué MASLD puede convertirse en una enfermedad sistémica, sino que también ofrece herramientas para mejorar su diagnóstico y tratamiento. “La posibilidad de identificar subtipos moleculares de pacientes según el riesgo de complicaciones extra-hepáticas permite un abordaje más personalizado e integral”, apunta Sookoian.
El hallazgo también da lugar a una nueva pregunta: ¿todos los pacientes con MASLD desarrollarán daño en otros órganos? “Vimos que esto ocurre especialmente en aquellos con enfermedad más avanzada. A medida que el hígado pierde sus funciones, comienza a producir sustancias que alteran el funcionamiento de otros órganos”, explica la especialista.
Esta línea de trabajo forma parte de un enfoque conocido como medicina traslacional, que busca acortar la distancia entre la consulta médica y el laboratorio. “Nosotros investigamos a partir de los interrogantes que surgen en la práctica clínica, lo que permite desarrollar soluciones concretas para mejorar el cuidado de los pacientes”, concluyen los investigadores.
Con el aumento global de la obesidad, la inactividad física y las enfermedades metabólicas, MASLD se ha convertido en un problema de salud pública. Este estudio, liderado por científicos argentinos, marca un avance clave en el camino hacia su comprensión, detección y tratamiento integral. Porque cuando el hígado habla, hay que escucharlo: puede estar avisando que algo más grande está por venir.