SaludUBA

La hipertensión arterial afecta al 30% de adultos

La hipertensión afecta a más del 30 % de los adultos en Argentina y es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal. Sin embargo, puede pasar desapercibida durante años.

  • La hipertensión afecta a más del 30 % de los adultos en Argentina y es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular
  • La mitad de los que se encuentran en tratamiento no están adecuadamente controlados
  • Contaminación y ruido son factores muchas veces invisibles, pero tienen impacto real sobre la salud cardiovascular
  • La falta de síntomas lleva a que diagnosticar hipertensión en personas que no presentan factores de riesgo tradicionales sea uno de los grandes desafíos.

“Estamos ante un enemigo silencioso, responsable de muchas muertes por año y productor de marcada discapacidad en la población general. Debemos realizar nuestro mayor esfuerzo para diagnosticar, tratar y controlar muy de cerca a nuestros pacientes. A pesar de la alta prevalencia de la hipertensión un tercio de los hipertensos no saben que lo son y la mitad de los que se encuentran en tratamiento no están adecuadamente controlados”, concluye la profesional Analia Aquieri (MN 114729), Médica Cardióloga especialista en Hipertensión arterial del Hospital de Clínicas.  

“Es una patología que no da síntomas. El único modo de saber si alguien es hipertenso es midiendo la presión arterial. Por eso insistimos tanto en que todos —tengan o no factores de riesgo clásicos— se controlen”, explica la Dra. Carolina Caniffi, docente e investigadora de la Facultad de Farmacia y Bioquímica  y agrega “La hipertensión arterial (HTA) puede presentarse incluso en personas con estilos de vida saludables. No todo se reduce a la alimentación o al sedentarismo. Hay factores genéticos, ambientales y psicosociales que también intervienen”.

Aunque el exceso de peso es un factor de riesgo clave, no es el único. Según la Dra. Caniffi, “entre el 65 % y el 78 % de los casos de hipertensión primaria están vinculados con la obesidad, pero también vemos pacientes con peso normal que desarrollan la enfermedad por alteraciones en sistemas como el nervioso simpático o el sistema renina-angiotensina-aldosterona”.

En el mismo sentido  el Dr. Marcelo R. Choi, Profesor Titular Regular, Cátedra de Anatomía e Histología, Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA sostiene que “Tanto el estrés como la ansiedad son factores que se asocian con un mayor riesgo de HTA y eventos cardiovasculares. Los pacientes con estrés pueden desarrollar un aumento repentino de la presión arterial que puede normalizarse al aliviar el estrés (incremento transitorio de la presión arterial, no permanente como en la HTA). En cambio, un estímulo estresante que persiste en el tiempo puede asociarse a mayor riesgo de desarrollar HTA. Cada vez hay más evidencia que vincula la exposición a eventos traumáticos intensos con un mayor riesgo de HTA”

Además, existe una predisposición genética que puede manifestarse incluso en personas que llevan una vida activa y se alimentan bien. “No siempre hay antecedentes claros. Pero los estudios familiares y ciertas pruebas pueden ayudar a evaluar ese riesgo y anticiparse”, añade.

El estrés crónico también es un enemigo silencioso. “No hablamos sólo de un mal día: el estrés sostenido en el tiempo altera funciones biológicas clave y muchas veces lleva a conductas poco saludables sin que la persona lo note: dormir mal, comer peor, dejar de moverse. Es un círculo vicioso que favorece la hipertensión”, sostiene la investigadora.

La exposición ambiental también juega un rol. “Hoy sabemos que vivir cerca de autopistas, en zonas ruidosas o con alta contaminación del aire aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión. Son factores muchas veces invisibles, pero tienen impacto real sobre la salud cardiovascular”, asegura Caniffi.

Diagnosticar hipertensión en personas que no presentan factores de riesgo tradicionales es uno de los grandes desafíos. “Como no hay síntomas, puede pasar mucho tiempo hasta que se detecta. Y muchas veces, cuando lo hace, ya hubo un evento grave: un ACV, un infarto o daño renal”, advierte.

En este contexto, el rol de la educación y la concientización es clave. “La hipertensión es prevenible y controlable. Pero para eso necesitamos que la población entienda de qué se trata, se mida regularmente y mantenga hábitos saludables sostenibles en el tiempo. Y eso solo se logra con campañas continuas, mensajes claros y adecuados a cada grupo”, afirma la Dra. Caniffi.

También destaca la necesidad de incluir a los jóvenes en esta estrategia. “Muchas veces pensamos que la presión alta es cosa de adultos mayores, pero no es así. La medición en edades tempranas permite detectar casos ocultos y empezar a cuidarse antes de que aparezcan las complicaciones”.

El avance tecnológico trajo nuevas herramientas, como tensiómetros digitales vinculados a aplicaciones móviles. “Son útiles para el seguimiento y para fomentar el compromiso con el tratamiento, aunque todavía no reemplazan las mediciones clínicas para el diagnóstico formal”, aclara la experta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *