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UBA: Científicos de la trabajan para detectar y detener la metástasis

Equipo de investigación de la UBA trabajando: Catalina Lodillinsky, Laura Todaro y Alejandro Urtreger.

Está comprobado que la detección temprana incrementa la probabilidad de cura en cualquier enfermedad, porque permite iniciar el tratamiento y mejorar así el pronóstico del paciente. Más todavía en el caso de patologías con alta mortalidad como el cáncer.

Es por ello que un equipo multidisciplinario del Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo”, de la Universidad de Buenos Aires, está trabajando en poder detectar y cuantificar a las células madre cancerígenas mediante biomarcadores.

Como este tipo de células suelen ser pocas y se duplican muy lentamente, la mayoría de los tratamientos contra el cáncer no las tienen como blanco. Al sobrevivir a los tratamientos, y pasar inadvertidas, se vuelven las responsables de que el cáncer se expanda a otros órganos, lo que se conoce como metástasis, y también de que la enfermedad resurja incluso décadas después, cuando parecía que el paciente estaba curado.

El equipo del Área de Investigación del Instituto de Oncología Ángel Roffo ya ha demostrado en líneas de células humanas que las células madre cancerígenas podrían servir como marcadores de pronóstico y predicción.

Ahora están trabajando en probarlo con muestras de pacientes con cáncer, lo que permitirá a futuro poder desarrollar kits de detección temprana y de seguimiento. También ayudaría a mejorar el tratamiento integral contra el cáncer, apuntalar tratamientos convencionales como la quimioterapia y la radioterapia, y contribuir al avance de la medicina personalizada.

Células que resisten

“Considerando que la sola presencia de las células madre tumorales constituyen un marcador de mal pronóstico en la patología oncológica, sería muy útil contar con un protocolo diseñado sobre estas células, para implementarlo como complemento en el diagnóstico tumoral”, contó Laura Todaro, profesora de la UBA, e investigadora UBA/CONICET, directora del proyecto de investigación.

“La idea del presente proyecto es explorar el valor pronóstico y predictivo de las células madre cancerígenas en un estudio retrospectivo a partir de muestras tumorales de pacientes conservadas en el biobanco de tumores del Instituto”, agregó Todaro.

El conocimiento conseguido en este proyecto podría derivar, eventualmente, en el desarrollo biotecnológico de nuevas drogas y estrategias terapéuticas, permitiendo así un mejor tratamiento y el seguimiento del paciente oncológico”, explicó.

El Área de Investigación del Roffo está constituida por una gran variedad de grupos de investigación, todos ellos dedicados a estudiar y comprender el cáncer desde diferentes puntos de vista.

En el presente proyecto, todos los departamentos se han unido para estudiar la problemática de la resistencia al cáncer, protagonizada por las células madre cancerígenas. “Estas células apenas constituyen un cinco por ciento del tumor. Pero la mayoría de los tratamientos no las tienen como blanco”, explicó Alejandro Urtreger, director del Área de Investigación del Roffo, e investigador de CONICET.

“Es que los tratamientos habituales apuntan a las células que se multiplican a gran velocidad”, agregó. “Esto hace que la masa tumoral prácticamente desaparezca, pero quedan esas poquitas células madre cancerígenas que al dividirse muy lentamente, ni la quimioterapia, ni la radioterapia las detectan”.

“Lo que buscamos con la colaboración de todas las líneas de investigación de nuestro Instituto es la identificación y detección de estas células, para después relacionarlas con las características clínicas de la enfermedad, y ver cómo este conocimiento puede ser de utilidad en la práctica clínica”, continuó Urtreger.

Equipo del Roffo: Catalina Lodillinsky, Laura Todaro y Alejandro Urtreger.

Identificar a las resistentes

“Ya conocemos que existen ciertos marcadores, y que determinados genes están asociados a las células madre tumorales. Lo que nosotros hacemos es evaluar si esos genes, en cada una de nuestras investigaciones, tienen relevancia en la progresión del tumor”, explicó Catalina Lodillinsky, docente e investigadora UBA/CONICET, y parte del equipo del Roffo.

“Todos los tumores tienen cosas en común, pero a la vez, cada uno tiene una forma de crecer y es dependiente de vías moleculares diferentes”, continuó Lodillinsky. “Entonces, cuando uno habla de cáncer en general, si bien se engloban diferentes tipos de cáncer que tienen cosas en común, como la proliferación desmedida y la falta de señales regulatorias, cada tipo de tumor tiene un tratamiento distinto”.

“El paciente con cáncer de mama no recibe el mismo tratamiento que el paciente con cáncer de pulmón, pero todos tendrían a las células madre cancerígenas como responsable de la progresión tumoral”, agregó Lodillinsky.

El estudio de las células madre cancerígenas ha cambiado el paradigma, a nivel mundial, de lo que se conocía sobre la progresión del cáncer. Se pensaba que el tumor estaba formado por un crecimiento desenfrenado a partir de una célula que mutó y que comenzaba a dividirse sin control. Así es que una terapia específica contra esa alteración, debería resolver la enfermedad.  

“Sin embargo, lo que se ve es que, pasado un determinado tiempo, los pacientes tienen una recidiva tumoral, o sea que reaparece el tumor”, explicó Lodillinsky. “La presencia de las células madre cancerígenas explicaría por qué fallan algunas terapias. El tumor se reduce, pero la enfermedad no desaparece del todo. Quedarían esas células, indetectables con las herramientas que tenemos hoy en día”.

“En el área de investigación, trabajamos sobre distintos tipos de tumores y cada uno aborda distintos aspectos de la progresión tumoral. Sin embargo, nos dimos cuenta a través del tiempo que en algún punto la pregunta o el problema a resolver es justamente la resistencia de los tumores”, agregó Laura Todaro.

“Abordamos la problemática de la resistencia desde muchos enfoques, pero un eje común es el de las células madres tumorales. Ya en un proyecto de investigación anterior habíamos identificado cuáles eran los marcadores más relevantes en las líneas experimentales que usamos habitualmente tanto en modelos animales como humanos”, explicó.

Ahora dan un paso más y lo que buscan es continuar nuestras líneas de investigación, sobre diferentes tipos de cáncer y tratamientos, pero con muestras de pacientes propios del Roffo. Estudiar qué porcentaje de células madre cancerígenas se puede encontrar, algo que por sí solo ya puede ayudar a un médico a tomar decisiones clínicas. A la vez, estudian cómo los distintos tratamientos afectan a esas células.

“El tratamiento convencional de quimioterapia, radioterapia, incluso de moléculas de terapias blancos específicas, como de alguna proteína mutada y demás, todavía no ataca a la célula madre tumoral”, explicó Lodillinsky. “Todavía no se implementó. De ahí la importancia de esta búsqueda de evidencias científicas a favor de que esta población celular es importante de tratar. Por más que sea minoritaria, son las responsables de que el paciente recaiga”.

“Así es que ahora estamos en la etapa de demostrar por qué los kits de detección o estos estudios específicos son necesarios. Primero debemos obtener resultados estadísticamente robustos, para los cuales se necesita una buena cantidad de muestras. Es un proceso que lleva años, no sólo por el trabajo de conseguirlas, sino que por temas presupuestarios a veces es difícil conseguir los insumos necesarios, así como contar con los recursos humanos suficientes para procesarlas”, concluyó Lodillinsky.

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