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Se deteriora la industria textil y cae el empleo

La Fundación Pro Tejer presentó un informe que expone el deterioro de la industria textil y de indumentaria, así como la pérdida de empleo a lo largo de toda la cadena de producción. Durante el primer año del gobierno de Milei, se registró una baja interanual del 10% en el sector, lo que se traduce en el cierre diario de 40 pymes y en la pérdida de más de 300.000 empleos. Según el estudio, el plan de primarización, promovido por un gobierno orientado a los intereses corporativos –que elimina las tradicionales intermediaciones con la burguesía nacional– está dejando fuera a numerosos sectores del mercado, imposibilitando su reproducción.

La encuesta coyuntural del sector revela que el cierre del año 2024 estuvo marcado por una drástica disminución en las ventas y la producción, acompañada de una notable reducción de la capacidad instalada. Esta situación, derivada de la falta o el abandono de proyectos de inversión, ha tenido un fuerte impacto en el empleo.

Este segmento, representativo de la industria de pequeñas y medianas empresas, agrupa a 24.000 compañías registradas y se destaca como uno de los principales motores de empleo en la manufactura, contando con 540.000 trabajadores. Además, presenta la mayor proporción de empleo femenino, alcanzando el 69%.

Los datos se obtuvieron al comparar el cuarto trimestre del año actual con el mismo periodo del año anterior. La encuesta abarcó todas las actividades de la cadena de producción, donde se distribuyen las empresas en tejeduría (26%), fabricación de indumentaria (17%), acabado (16%) e hilandería (10%).

El estudio concluye que se ha evidenciado un año continuo de contracción en la actividad, ya que en cada uno de los cuatro trimestres de 2024 se registraron niveles de producción y ventas inferiores a los del mismo trimestre de 2023. En el cuarto período, el 62% de los encuestados indicó que sus ventas sufrieron caídas interanuales, y el 67% reportó una reducción en la producción, lo que refleja un menor aprovechamiento de la capacidad instalada y, en consecuencia, el congelamiento o postergación de nuevas inversiones en maquinaria y ampliación de planta.

El informe también destaca que esta crisis afecta de manera simultánea a todos los eslabones de la cadena de valor, desde la producción de hilados y telas, pasando por la confección de indumentaria, hasta la comercialización de máquinas, insumos y productos finales.

La situación del empleo en el sector, evidenciada tanto en la pérdida de puestos de trabajo como en la reducción de ingresos, no ha podido mantenerse al margen de la crítica coyuntura. El 64% de los encuestados admitió haber implementado medidas que afectaron el empleo durante el 2024.

Dentro de este amplio grupo, el 47% de las empresas redujo su plantilla neta al comparar los datos de diciembre de 2024 con los de diciembre de 2023. Concretamente, el 30% optó por despidos directos y el 8% decidió no renovar contratos laborales.

Diversas estrategias se adoptaron para disminuir la carga laboral: el 42% de las compañías canceló las horas extra, el 19% procedió al cierre de turnos de producción, el 13% aplicó suspensiones temporales de personal y el 20% adelantó las vacaciones de sus trabajadores.

Solo el 9% de las firmas encuestadas logró incrementar su personal entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024.

En conclusión, el informe de coyuntura de Pro Tejer subraya la imperiosa necesidad de revertir la difícil situación que atraviesa la industria textil y de indumentaria en Argentina. Se plantea que impulsar su desarrollo debe ser una prioridad central para erradicar la pobreza y asegurar un crecimiento sostenido en el país.

La intensificación del proceso de concentración y centralización económica ha permitido que un reducido grupo de monopolios se apropie de lo producido por la fuerza laboral, acumulando patrimonios y ganancias que superan a varios PIB de numerosos países. Este fenómeno está debilitando las diversas capas de la burguesía nacional (AEA/Pymes) e incluso a sus propios aliados locales (SRA).

Finalmente, se sostiene que la clase trabajadora tiene el desafío de forjar una nueva Comunidad Organizada, un proceso de industrialización que esté bajo su control y que responda a sus propios intereses, orientados no a perpetuar la acumulación de capital, sino a satisfacer las necesidades de toda la población. Solo mediante un Estado autocentrado, en el que toda la economía se oriente a las demandas del pueblo, se podrá construir una patria libre, justa y soberana.

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