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Un nuevo aumento del boleto de colectivo

A partir de ayer, el costo del viaje diario en colectivo dentro del Gran Buenos Aires se encarece notablemente: el Gobierno Nacional autorizó una suba promedio del 6,1 % en el boleto de 103 recorridos del área metropolitana (AMBA). De este modo, el pasaje mínimo pasa de $397,11 a $424,91, un incremento que se inscribe en el ajuste tarifario trimestral que la administración libertaria puso en marcha en mayo.

Lejos de vivir una medida aislada, este aumento forma parte de un esquema que, según sus críticos, descarga el esfuerzo económico sobre los trabajadores. En paralelo, el resto de los servicios urbanos y suburbanos (no incluidos en el paquete de 103 líneas nacionales) actualizará sus precios conforme a la inflación más un 2 % adicional. De hecho, para julio se prevé una nueva revisión de montos una vez que el INDEC difunda su último índice de precios.

Las rutas alcanzadas por esta medida incluyen todas las líneas nacionales que conectan la Ciudad de Buenos Aires con el primer y segundo cordón del conurbano—desde la 1 hasta la 195—además de numerosos ramales interurbanos. En total, los usuarios se ven afectados por un conjunto de 103 servicios que abarcan desde el transporte urbano porteño hasta los recorridos de media distancia.

En cuanto a las tarifas suburbanas, se establecieron dos grandes grupos:

  • Grupo I (vínculo CABA – primer y segundo cordón bonaerense):
    • 0–3 km: $451,01 (con SUBE no nominada: $717,11)
    • 3–6 km: $502,43 (no nominada: $798,86)
    • 6–12 km: $541,13 (no nominada: $860,40)
    • 12–27 km: $579,87 (no nominada: $921,99)
    • Más de 27 km: $618,35 (no nominada: $983,18)
  • Grupo II (rutas más lejanas, como La Plata o Zárate):
    • Pasaje terminal: $150,05 (con SUBE no nominada: $238,58)
    • Tarifa base pasajero/km: $22,92 (no nominada: $36,44)
    • Boleto mínimo: $593,37 (no nominada: $943,46)

Los sectores sindicales y buena parte de la oposición califican estas subas como un nuevo capítulo de la “expresión tarifaria” que la gestión de Javier Milei aplica para mantener el equilibrio fiscal, en detrimento del poder adquisitivo de quienes dependen del transporte público. Así, casi dos años después de su asunción, el Gobierno vuelve a apuntar a los bolsillos de los trabajadores como variable de ajuste.

Con mirada al futuro, analistas y usuarios coinciden en que la presión sobre las tarifas no se detendrá aquí: a la espera del próximo informe de inflación, todo indica que en octubre podría concretarse una nueva ronda de aumentos. Mientras tanto, el desafío para las familias porteñas y bonaerenses será buscar alternativas de movilidad o ajustar su presupuesto mensual para enfrentar el alza constante del transporte público.

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