Cultura

El adiós a Beatriz Sarlo

La muerte de Beatriz Sarlo deja un vacío irreemplazable en el panorama intelectual argentino y latinoamericano. Escritora, ensayista, crítica literaria y figura indiscutida del pensamiento contemporáneo, Sarlo fue, a lo largo de décadas, una voz insoslayable en el debate público, con una capacidad única para analizar, interpelar y provocar reflexiones que trascienden generaciones.

Beatriz Sarlo nació en Buenos Aires en 1942 y consagró su vida a la literatura, el análisis cultural y la intervención política desde el lugar del pensamiento. Como fundadora de la revista Punto de Vista, en los años más críticos de la historia argentina, contribuyó a la difusión de ideas y debates que marcaron a una generación entera. Su obra, en permanente diálogo con la realidad social y cultural, la convirtió en una intelectual comprometida y en una referencia para el estudio del discurso y la cultura argentina.

Autora de libros fundamentales como «Escenas de la vida posmoderna», «Borges, un escritor en las orillas» y «La batalla de las ideas», Sarlo iluminó las complejidades del pensamiento contemporáneo con lucidez y rigor. Su capacidad para abordar temas como la literatura, los medios de comunicación, la política y las transformaciones culturales la destacaron como una figura indispensable en el análisis de las sociedades modernas.

Incómoda para el poder, pero también para las complacencias académicas y los dogmatismos ideológicos, Beatriz Sarlo nunca dejó de desafiar las ideas predominantes. Su pluma, a menudo crítica e incisiva, y su voz, siempre alerta y comprometida, fueron el símbolo de un pensamiento autónomo, libre y, por sobre todo, valiente.

Claudia Acuña, en el colectivo periodístico cultural Lavaca, cierra encantadoramente su obituario de despedida, titulada «Chau Bety», con esta precisa descripción de quién fue Sarlo:

Diré entonces que eras una época.

Esa época en la que las mujeres se atrevieron a construir voz pública y propia con coraje, con argumentos, con injustas consecuencias y sin quejas.

Diré que eras la gorila que tomaba el subte y también la pequeña silueta que escribía como un gigante.

Diré que eras curiosa, inquieta, metódica, laburante.

Diré que la docencia fue tu arma de seducción masiva.

Diré que como toda esa época sos indefinible, por clara, por polémica, por profunda.

Diré que como todo recuerdo eso es algo que nunca perderemos.

Diré que te leeremos.

Sarlo fue también una docente apasionada. Su paso por las aulas de la Universidad de Buenos Aires y otras casas de estudio dejó una huella imborrable en generaciones de estudiantes que encontraron en ella una maestra y, en sus palabras, un horizonte de pensamiento crítico y profundo. Desde su lugar de intelectual pública, intervino con frecuencia en los grandes debates nacionales, demostrando que el pensamiento crítico no puede desligarse de la coyuntura social.

Con su partida, Argentina pierde a una de sus intelectuales más destacadas y admiradas, pero su legado permanecerá vivo en cada una de sus páginas escritas, en cada idea lanzada al viento para ser discutida, rebatida y reflexionada. Beatriz Sarlo nos enseñó que la cultura no es un lujo, sino un espacio de resistencia, debate y construcción colectiva.

Su voz crítica se apagará, pero sus palabras seguirán resonando en el tiempo. Descanse en paz, Beatriz Sarlo, faro incansable del pensamiento argentino y universal.

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