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Alberto «Mono» Gagliardi: La voz del avión del Turismo Carretera

Después de que quienes trasmitían las carreras del Turismo Carretera en el programa “Carburando”, decían “El avión….el avión”, aparecía la inconfundible voz de Alberto “Mono” Gagliardi con su “3, 2, 1, top” para informar a los oyentes de los tiempos que iban haciendo los pilotos en los distintos caminos del país. Daba desde el aire esa información que era imposible conocer de otra manera. El segundo a segundo para saber quién encabezaba la carrera, que no necesariamente era el que iba primero en la ruta. 

– Isidro Eduardo González Longhi, uno de los dueños de Carburando, a fines de 1965 me propone hacer una pueba para un segundo avión que cubriera las carreras. Y se ve que gustó porque desde la siguiente competencia, el auspiciante que era Máquinas Agrícolas Päer aceptó seguir auspiciando ese segundo avión. En 1969, Gonzalez Longhi le compra a Andrés Rouco el otro 50 por ciento y se queda con todo Carburando y pone a su hijo “Cacho” González Rouco como relator principal, un verdadero acierto, ya que para mi fue, es y será el mejor relator de automovilismo. Él continuó en el avión uno, hasta que un desprendimiento de retina lo obligó a dejar de volar. Es cuando me hago cargo del avión uno, en el cual estaría hasta mi desvinculación de Carburando, en 1998, cuando se dejan de correr las carreras en rutas y pasan a los autódromos.

– Fueron muchos los factores que se juntaron para lograr el éxito que tuvimos. Una, fue estar en Radio Rivadavia que venía con un empuje muy grande y una programación de éxito, con José María Muñoz en el fútbol, el Fontana Show, Antonio Carrizo, después Larrea. Era una radio líder y eso contribuyó a que la novedad del avión tuviera tanta repercusión y aceptación. Por otra parte, las transmisiones de Carburando eran insuperables, con un muy buen equipo de gente trabajando.

– Más allá de las carreras, en los meses del verano en radio Rivadavia Rubén Aldao conducía uno de los primeros programas sábana, los sábados de 12 a 18 y los domingos de 10 a 18. Ahí hice un avión sobrevolando la angosta ruta 2 a Mar de Plata dando detalles del tránsito y como había justo restricciones en el abastecimiento de combustible también informaba las estaciones de servicios que vendían nafta y las que no. Fue un éxito.

También me saqué un poco las “telarañas” haciendo el avión en algunos rallys. El último, hace un poco más de un año, fue el Rally de Madariaga de la categoría Mar y Sierras. Y lo sentí todo muy natural y familiar…lo único me costó un poco más subir al avión. Igual, hace unos meses me invitaron a hacer un avión en un carrera en Lobos, pero ya dije que no…hasta acá llegué.

Todo lo que Gagliardi construyó y vivió tras un micrófono, tiene una larga historia, que nació casi de casualidad.

-Yo de chico iba al Club Atlético y Social Villa Adelina, cercano a casa ya que vivía en Villa Ballester, a hacer distintas actividades y donde tenía mi grupo de amigos. El Club organizaba bailes todos los sábados con las grandes orquestas de aquel momento, y un día no vino el que anunciaba y presentaba los shows y me preguntaron si me animaba a hacerlo yo. Así empecé, pero iban a pasar muchos años, cuando yo trabajaba en un fábrica de muebles y había entrado a Colegiales para jugar al fútbol, que en un baile me piden que vuelva a hacer el anuncio de los próximos bailes. Esa noche actuaba la Típica de Héctor Varela y luego de bajar de hacer el anuncio que me habían pedido, se me acerca Héctor Varela para preguntarme si lo podía anunciar porque el locutor que ellos traían se había descompuesto. Más que sorpredido, no dudé en decir que sí, me dijeron más o menos lo que tenía que hacer y lo hice. Y se ve que bien, porque terminé haciendo con Varela 7 u 8 bailes más. Esa noche en Villa Adelina debutó alguien que hoy aún canta: Raúl Lavié. Dejé porque en un momento se iban a trabajar a Chile y yo no fuí porque tenía miedo de perder mi trabajo en la carpintería.

– De a poco. Comencé a trabajar con Alejandro Ángel Glave que tenía programas en las radios Libertad y Mitre. Hacía otros trabajos en radio Colonia y radio Porteña.Ya había iniciado los trámites en Radio del Estado que hacía las veces de Confer por aquellos años para obtener la acreditación respectiva. A fines de 1958, entro a Rivadavia que estaba armando su programación. En 1962 empiezo a hacer  “el piso” durante las transmisiones de Carburado y un año después comienzo a ir a las carreras. Además del avión, hice épicas transmisiones de Grandes Premios que duraban 15 días.

– Mucho. Amistades, historias, reconocimiento. Hasta hoy, cuando representando a la ACTC, en la que colaboro, voy a algún acto o comida homenaje, me siento muy mimado, porque la gente recuerda aquellas transmisiones.

– Yo a Juan Gálvez no lo  vi correr, porque justo en sus últimos años yo locutaba desde la radio. Pero basta ver la estadística para considerarlo como el más gran-de. Desde el avión he visto hacer maniobras impresionantes como a Cacho Matías, que era de Tigre, que superó a ciegas, por el polvo de la ruta, al coche que lo antecedía; Eduardo Copello, que era una maravilla, Carlos Pairetti, que era espectacular, los Emiliozzi, que eran fantásticos.

Entrevista: Eduardo J. Bidegaray