Caída de la producción metalúrgica y tensiones laborales
La industria metalúrgica argentina cerró los primeros once meses de 2024 con una contracción acumulada del 13,3%, según datos de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (CAMIMA). En noviembre, la actividad registró una caída del 7,3% respecto al mismo mes de 2023 y del 1,1% en comparación con octubre. La débil demanda interna y la reducción de la obra pública son los principales factores que explican esta preocupante tendencia.
El sector opera con una utilización de la capacidad instalada cercana al 50%, mientras que el empleo se redujo un 1,7% interanual en noviembre. Aunque la agroindustria y las exportaciones mostraron ligeros signos de mejora, no fueron suficientes para revertir la crisis. La caída en las exportaciones de productos con valor agregado, sumada al aumento de costos y a la pérdida de competitividad frente a la devaluación del real brasileño, agrava la situación de las pymes metalúrgicas.
Ante este panorama, CAMIMA reclamó una reducción en la carga impositiva y reformas laborales como medidas para impulsar la actividad. Sin embargo, desde el gremio de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), liderado por Abel Furlán, acusaron al gobierno de obstaculizar las negociaciones paritarias. “La libertad de negociación es falsa”, afirmó el dirigente sindical, denunciando que la Secretaría de Trabajo se ha negado a homologar acuerdos con incrementos superiores al 1% mensual.
La UOM había propuesto inicialmente un aumento salarial del 18,71% entre noviembre de 2024 y marzo de 2025, junto con un bono de 300 mil pesos. Tras varias rondas de negociación y un preacuerdo alcanzado sin la intermediación de la secretaría de Trabajo, la propuesta fue rechazada por el gobierno y una de las cámaras empresarias. Ahora, el gremio busca consensuar un incremento para los meses de noviembre y diciembre que permita avanzar en las conversaciones.
Desde el sindicato señalan que las políticas de ajuste y primarización económica impactan negativamente en la producción industrial y dificultan el cierre de acuerdos salariales. “La negativa del gobierno a homologar incrementos razonables está asfixiando al sector”, sostienen fuentes gremiales, mientras insisten en la urgencia de alcanzar un entendimiento que brinde alivio tanto a los trabajadores como a las empresas.