«La casa está en orden»
El grupo que protagonizara el levantamiento militar durante Semana Santa, el 19 de abril de 1987 con motivo de los juicios militares que se venían sucediendo, decide deponer sus armas tras reunirse con el presidente Raúl Alfonsín. El alzamiento liderado por el que por entonces fuera teniente coronel del Ejército, Aldo Rico tuvo un cese de las hostilidades, suspendiéndose la sublevación de los carapintadas, e inmortalizando la frase de Alfonsín «…la casa está en orden».
Esto desembocaría en el retiro de Rico, dando fin a su carrera militar para pasar a cumplir arresto domiciliario, quien más tarde durante el gobierno de Menem sería diputado en 1991 y convencional constituyente durante la reforma de 1994.