Bárbara Broese: “Formar profesionales de la salud es formar conciencia crítica”
La médica infectóloga Bárbara Broese, actual Directora de Epidemiología del Municipio de San Isidro y docente de la Universidad Nacional Raúl Scalabrini Ortiz (UNSO), comparte su mirada sobre los desafíos actuales de la salud pública, el rol de la universidad y su experiencia formando a futuras y futuros profesionales de la salud.
Desde su doble rol como infectóloga y educadora, Broese destaca que la enseñanza de la salud pública debe ser profundamente humana y conectada con el territorio:
«Creo que la salud pública debe enseñarse con los pies en el barro y el corazón en la comunidad. No alcanza con que los estudiantes memoricen protocolos; necesitamos que entiendan el porqué de cada medida, que vean el rostro de quienes más necesitan del sistema. Hay que enseñar salud pública desde el territorio, con mirada interdisciplinaria, con empatía y con conciencia crítica. (…) Hoy todas las clases sociales necesitan salud de calidad, porque también hay mucho déficit en la salud privada.»
Consultada sobre los aprendizajes que dejó la pandemia, Broese remarca:
«La pandemia fue una clase magistral de humildad. Nos enseñó que ningún sistema de salud es invulnerable, que la comunicación clara salva vidas y que cuidarnos es también cuidar al otro. (…) Aún tenemos pendiente el ejercicio de pensarnos como un colectivo que necesita sostenerse mutuamente en lo cotidiano.»
En este escenario, la universidad pública tiene un rol estratégico:
«Las universidades públicas tienen un rol clave. No solo por la producción de conocimiento, sino porque pueden generar herramientas concretas para entender qué está pasando y cómo actuar. (…) La universidad pública tiene esa potencia: puede ser parte de la solución, si no se queda encerrada en sí misma.»
Respecto a su experiencia como docente en la UNSO, Broese es contundente:
«Formar profesionales en la UNSO es, sinceramente, un privilegio. No formamos solo licenciados, formamos personas que van a estar al lado de los pacientes escuchando, tocando, resolviendo, acompañando. (…) Para mí, ser parte de ese proceso no solo es un honor… es un motor.»
Con un mensaje especialmente dirigido a quienes hoy se están formando, expresa:
«A quienes hoy están estudiando salud en este país, les digo: no aflojen. Sean curiosos, empáticos, éticos. No se olviden nunca del motivo por el cual eligieron trabajar en salud. Cada gesto profesional que hagan con entrega va a dejar una huella en alguien.»
Al repasar su recorrido en diferentes ámbitos —estatal, privado, medios de comunicación, aerocomercial y académico—, reflexiona:
«Cada lugar donde trabajé me enseñó algo distinto. En lo estatal, aprendí de la urgencia y de la lucha por lo justo. (…) Y en la universidad, redescubrí la potencia de formar conciencia crítica.»
Finalmente, Broese comparte su visión sobre el futuro de la salud pública:
«La salud pública de los próximos años se va a jugar en el cruce entre tecnología, territorio y participación ciudadana. Y ahí las universidades tienen que estar en el centro, formando profesionales con sensibilidad social y generando evidencia útil. No pueden ser espectadoras, deben ser protagonistas de la transformación.»
Como cierre, deja un mensaje claro a los estudiantes:
«Elijan comprometerse. Elijan estudiar con pasión. Elijan no naturalizar la injusticia. Porque cada uno de ustedes puede ser la diferencia entre una vida salvada o una oportunidad perdida.»