Arde la UCR: ¿que se rompa o se doble?
(Por Gustavo D. Merli). La reciente suspensión de la afiliación partidaria de los diputados Mariano Campero, Martín Arjol, Luis Picat y Pablo Cervi, ha desatado un torbellino de controversia en la Unión Cívica Radical (UCR). Mientras figuras como Martín Lousteau, Facundo y Gastón Manes respaldan la decisión recordando la célebre frase de Leandro N. Alem antes de su suicidio: “que se rompa pero que no se doble”, otros líderes del partido, como el gobernador Alfredo Cornejo y Rodrigo de Loredo, presidente del bloque en Diputados, han expresado su fuerte rechazo, intentando cambiar aquella frase por otra que enarbolan: “que se doble pero que no se rompa”.
Gastón Manes, presidente de la Convención Nacional, defendió la medida al afirmar que era crucial para preservar la coherencia y la disciplina interna del partido. “La decisión fue necesaria; se generó una gran indignación entre nuestros militantes por el cambio de postura de estos diputados”, declaró Manes en una entrevista con Radio 10. Este cambio se produjo tras el apoyo de los legisladores al veto presidencial a la reforma jubilatoria promovida por Javier Milei, un acto que Manes considera una traición a los principios de la UCR, porque fue el radicalismo uno de los más fuertes impulsores del proyecto de reforma de la fórmula jubilatoria.
De no haber sido por los legisladores venales que a la vista de todos se dieron vuelta como una taba, sin importarles ni su prestigio personal -cada uno hace de su honorabilidad lo que quiere-, pero lo que es peor, ni la historia de un partido político centenario, que no merece estas actitudes miserables, el Congreso hubiese rechazado el veto, de manera inapelable. Está claro que si se hubiesen opuesto al proyecto en la primera votación, hubiera sido una respetable posición ideológica. Pero haber votado favorablemente el proyecto y darse vuelta como un gato en el aire, es decididamente, por lo menos, censurable.
Los diputados suspendidos fueron apartados del bloque radical mientras el Tribunal de Ética evalúa su situación. Sin embargo, José Tournier, quien también asistió a la reunión con Milei antes de la sesión, no ha sido sancionado debido a su falta de afiliación al partido. La decisión de suspender a sus colegas ha generado un nuevo conflicto interno, con de Loredo criticando la medida como “inédita” y “de gran irresponsabilidad”. Afirmó que la forma en que se manejó la situación fue profundamente divisiva y parcial.
La disputa entre Manes y de Loredo ha escalado en las redes sociales, donde Manes acusó al presidente del bloque de ser “irresponsable” y de actuar en una manera que podría considerarse transfuguismo. “El problema no es votar en contra del bloque, sino negociar a espaldas de la sociedad y del partido un cambio intempestivo de su voto”, afirmó, enfatizando que esto contraviene la lealtad esperada en un partido político.
Alfredo Cornejo, un referente clave en la UCR y gobernador de Mendoza, se sumó a las críticas, manifestando que la suspensión de los diputados es un error. Cornejo argumentó que los líderes del partido no deben actuar como la voz de una facción, sugiriendo que la decisión podría alienar aún más a los militantes que buscan un enfoque más inclusivo.
La controversia no solo refleja las tensiones internas del partido, sino también un debate más amplio sobre el rumbo que debe tomar la UCR en un contexto político cambiante. Con figuras prominentes en desacuerdo, la cúpula correligionaria se enfrenta a un desafío significativo para mantener la unidad y el apoyo dentro de su base, mientras la crítica hacia Lousteau por la medida, también se intensifica. La situación ha dejado al partido en un momento crítico, en el que la cohesión y la dirección futura son más necesarias que nunca.
Una oportunidad la tendrán los propìos afiliados radicales el próximo domingo 6 de octubre, cuando vayan a las urnas para renovar las autoridades partidarias. Porque esa elección marcará el sesgo que tendrá el radicalismo en lo que viene. Si mantendrá sus principios, por aggiornados que puedan estar, o adherirá a principios que le son ajenos, como lo fue en su momento el PRO, tras la convención de Gualeguaychú, o ahora La Libertad Avanza.
Mientras tanto, afiliados al centenario partido reproducen en las redes sociales los nombres de los diputados suspendidos: Mariano Campero, Martín Arjol, Luis Picar y Pablo Cervi para recordarlos en momentos electorales futuros.Y no olvidarse de José Tournier, quien sin ser afiliado radical, llegó a ocupar una banca en el Congreso integrando una lista en representación de la Unón Cívica Radical.