Qué se vota y por qué se vota el domingo
La Provincia de Buenos Aires -esa maquinaria electoral que suele decidir en buena medida el destino político del país- llegará el próximo domingo 7 de septiembre a una encrucijada que excede lo municipal: se eligen diputados y senadores provinciales y, a la par, concejales y consejeros escolares en cientos de distritos. No es una elección menor ni un trámite administrativo más: el resultado marcará la correlación de fuerzas en la Legislatura bonaerense, condicionará la capacidad de gestión del gobernador Axel Kicillof en los próximos dos años y reordena alianzas y liderazgos de cara a la pulseada por la Gobernación en 2027.
¿Por qué importa tanto este domingo? A nivel provincial, porque la Legislatura decide partidas, controla decretos y puede ser, por acción u omisión, el dique o la pista libre para políticas clave: desde el presupuesto provincial hasta las leyes que regulan obra pública, salud, educación y ordenanzas que afectan la vida cotidiana en los municipios. En un contexto político nacional convulso y con un Gobierno nacional que impulsó reformas de fuerte impacto, el mapa bonaerense funciona como palanca: una mayoría afín al Ejecutivo nacional puede acelerar recortes o reconfigurar fondos; una Legislatura con capacidad de veto parlamentario obliga a negociar y limita el poder de hacer y deshacer vía DNU o acuerdos administrativos.
Además, la elección tiene una lectura política de mediano plazo: servirá para medir el desgaste o la resistencia de los principales frentes ante la gestión nacional y para evaluar la fortaleza relativa de los intendentes y de los liderazgos provinciales. En ese tablero, Axel Kicillof juega una partida doble: sostiene la autonomía bonaerense -y con ella la estrategia de desdoblar el calendario electoral- pero esa decisión también tensionó internas del peronismo y abrió espacios de disputa que la oposición intenta capitalizar. Lo que ocurra el 7 de septiembre dirá si Kicillof mantiene base legislativa y territorial para gobernar con tranquilidad o si deberá negociar cada paso de aquí a 2027.
Lo que votan los bonaerenses
En la Primera Sección -el nudo del conurbano norte y oeste donde están Tigre, San Fernando, San Isidro y Vicente López- se juegan bancas del Senado provincial que representan territorio, recursos e influencia política. En las otras secciones se renuevan diputados o senadores según el diseño seccional; en todos los casos, la composición que resulte a partir del 10 de diciembre modificará la relación entre Casa de Gobierno, intendencias y bloques legislativos provinciales. El circuito electoral de septiembre obliga además a que las fuerzas locales pongan en juego su capacidad de movilización y su tejido territorial. Los concejos deliberantes y los consejos escolares se renuevan en municipios donde los intendentes necesitan acompañamiento legislativo para ejecutar obras y programas.
Qué pasa en la zona norte
En la Primera Sección y en los distritos del norte del conurbano se mezclan lógicas provinciales y locales: los intendentes que controlan la estructura territorial, las listas provinciales que llevan la marca de los principales frentes y las boletas municipales que traducen eso en concejales y consejeros escolares. A continuación, un panorama de los principales nombres y boletas en cuatro distritos clave, que sirven como termómetro político para la gober- nación bonaerense.
Tigre
Tigre aparece como un microcosmos del tablero bonaerense: el intendente Julio Zamora encabezó la presentación de la lista de Somos Buenos Aires para concejales, con Carolina Hernandorena como primera candidata titular en la boleta local, acompañada por una nómina que busca retener la banca municipal y anclar el proyecto seccional del espacio. Por el arco libertario y su alianza con sectores del PRO, Claudio Baumgarten lidera la lista de La Libertad Avanza en Tigre, un armado que mostró unidad entre libertarios y sectores macristas a nivel local. A su vez, espacios emergentes como Potencia presentaron propuestas propias con Tomás Mujía Gattinoni como cabeza de lista, intentos de ofrecer una alternativa técnica y juvenil en la disputa distrital. Estos tres armados -oficialismo local, LLA/PRO y opciones de centro- definirán el Concejo y, por extensión, la capacidad del intendente de negociar con la Provincia.
San Fernando
San Fernando, gobernada por el peronismo local, concretó la postulación de Eva Andreotti como primera candidata a concejal por el frente local (Fuerza Patria / Frente Renovador), un apellido ligado al aparato municipal y que busca garantizar la continuidad de la gestión del intendente Juan Andreotti en el Concejo. En la vereda de enfrente, La Libertad Avanza también oficializó su lista, encabezada por figuras como Kevin Buj (vinculado a PAMI en la jurisdicción), con un armado que aspira a recortar la diferencia y disputar banca por banca. El distrito, donde se oficializaron más de diez listas, refleja la fragmentación y la multiplicidad de ofertas que llegarán a las urnas el 7 de septiembre.
San Isidro
San Isidro conserva una tradición política propia y, a la vez, se reconfigura: el frente Somos Buenos Aires llevó como primer nombre local a Carlos Castellano, ex presidente del Concejo Deliberante, aspirando a capturar el voto de centro y moderado que puede funcionar como bisagra. Por otra parte, el armado que encabeza el oficialismo local y su alianza con La Libertad Avanza presentó listas que integran a referentes de Ramón Lanús y al primer candidato Jorge “Panadero” Álvarez en la boleta unificada del PRO-LLA, un movimiento que busca consolidar el espacio amarillo-violeta contra la dispersión de votos opositores. En San Isidro la disputa municipal será clave para definir la correlación de fuerzas en el norte bonaerense.
Vicente López
En Vicente López, la intendenta Soledad Martínez respaldó a Natalia Villa como cabeza de la lista de la alianza PRO–La Libertad Avanza para concejales, como forma de blindar el control local frente a la ofensiva de la oposición provincial. Por su parte, el peronismo y Fuerza Patria presentaron nóminas con nombres como Lucas Boyanovsky y Marcela Cortiellas en la cabecera de sus boletas, buscando recuperar terreno municipal y disputar un distrito estratégico que tiene peso no sólo en términos de votos, sino de simbología política en la Primera Sección. Por su parte Somos Buenos Aires lleva como cabeza de lista a la titular de la UCR distrital, María Pía Zorzoli. Asimismo, otras fuerzas seccionales como Unión y Libertad y espacios provinciales también colocaron candidatos propios para la pelea distrital. Un armado local también es Es con Vos, es con Nosotros, la lista 2202 que encabeza el peronista Claudio Soria, hombre vinculado a la administración privada y pública. Es secundado por la profesora Florencia Cotto y Miguel “Chino” Gramajo, respectivamente.
En cada uno de esos municipios la disputa por las bancas del Concejo Deliberante y por los consejeros escolares es —además de local— un reflejo de lo que está ocurriendo en la provincia: intendentes que necesitan mayorías para gobernar, bloques provinciales que buscan respaldo territorial y, detrás de todo, la carrera por posicionarse para 2027.
Gobernabilidad en tensión
Kicillof asumió una apuesta política clara al desdoblar el calendario electoral y al intentar construir un espacio propio dentro del peronismo bonaerense; la maniobra, además de provocar fricciones internas, pretendió asegurar una cancha donde el gobernador pueda disputar poder con autonomía de la agenda nacional. Pero esa estrategia trae riesgos: si el oficialismo provincial no logra retener bancas claves o pierde hegemonía territorial, el gobernador verá reducida su capacidad de imponer proyectos sin amplias negociaciones. Si, por el contrario, logra consolidar bloques aliados en la Legislatura y sostener intendencias con ma-yorías en los Concejos, podrá transitar los próximos dos años con mayor margen político y proyectarse hacia 2027 con mayor fortaleza.
La fractura interna del peronismo —con la tensión visible entre Kicillof, Cristina Kirchner y otros referentes— sigue siendo un factor determinante: el resultado en las seccionales bonaerenses tendrá un efecto espejo sobre esas tensiones. Si el gobernador consigue anclar su proyecto en intendencias y en la Legislatura, su liderazgo provincial se fortalecerá y podrá marcar la agenda opositora frente al Gobierno nacional; si no, la pelea interna podría abrirle la puerta a candidaturas alternativas dentro del peronismo o a una mayor presencia del macrismo y de la fuerza libertaria en el territorio bonaerense.
¿Qué se pone en juego para la ciudadanía?
Más allá del juego de nombres y proyectos, estas elecciones definen prioridades tangibles: presupuesto educativo y sanitario, inversiones en obra pública, políticas sociales y regulaciones locales. Los consejeros escolares decidirán partidas y prioridades en las escuelas; los concejales votarán ordenanzas que afectan la salud, el hábitat, la seguridad y las tasas municipales. En épocas de crisis económica, con la tensión fiscal trasladada a provincias y municipios, la correlación de fuerzas local exigirá diálogo o consumará bloqueos. El costo de una Legislatura fragmentada no es abstracto: se traduce en obras que se demoran, en programas que se renegocian y en recursos que llegan con cuentagotas.
Lo que ocurra en Tigre, San Fernando, San Isidro y Vicente López no es anécdota: son fichas estratégicas que pueden inclinar la balanza política bonaerense. Se deberá concurrir a votar informado, conocer las listas y comprender que cada concejal y cada consejero escolar cuentan tanto como una banca provincial a la hora de construir gobernabilidad.