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Alertan sobre el derrumbe del consumo bonaerense

La Provincia de Buenos Aires atraviesa una nueva ola de deterioro del poder adquisitivo: las ventas en supermercados se desplomaron un 16% real en septiembre respecto al mismo mes de 2023, según los datos oficiales difundidos por el ministro de Economía bonaerense, Pablo J. López. El dato confirma un cuadro recesivo que se profundiza y que, lejos de mostrar señales de alivio, perfora el piso histórico de actividad.

Para la gestión provincial, la caída no es un accidente: se inscribe en las políticas económicas aplicadas por el Gobierno nacional de Javier Milei, que según el informe provincial se traducen en un “ajuste sobre los ingresos” y en la pérdida sostenida del salario real. En lo que va del año, las ventas acumuladas en supermercados registran una contracción del 9%; la lectura en pesos constantes evidencia que el consumo no logra recomponer la pérdida causada por la aceleración inflacionaria y la caída de ingresos.

El impacto económico es contundente y cuantificable: sólo en septiembre la merma interanual equivale a $119.000 millones en ventas, y la contracción acumulada del año supera los $600.000 millones, cifras que, según López, grafican el achicamiento sostenido de la demanda agregada y anticipan un efecto multiplicador negativo sobre la producción y el empleo.

La caída atraviesa casi toda la canasta básica: bebidas lideran la lista con un derrumbe del 36%, seguidas por almacén (-18%), artículos de limpieza y perfumería (-17%), lácteos (-16%), alimentos preparados (-16%), electrónicos y artículos para el hogar (-13%), carnes (-8%) y panadería (-6%). Para el Gobierno bonaerense, la generalización del retroceso confirma que no se trata de un fenómeno sectorial sino de una crisis de consumo ampliamente distribuida.

López fue categórico al describir el panorama: la caída responde al “ajuste sobre los ingresos” impulsado por la Casa Rosada y tendrá efectos directos sobre la actividad industrial y el empleo. En su diagnóstico, el menor volumen de compras desalienta la producción, contrae la circulación del dinero en la economía real y pone en riesgo a las pymes y a los trabajadores formales e informales por igual.

Ante este contexto recesivo, la administración de Axel Kicillof busca diferenciar su gestión del rumbo nacional y reforzar su política de contención social. El ministro López aseguró que la Provincia “utilizará todas las herramientas disponibles para amortiguar el golpe sobre los hogares bonaerenses” y subrayó medidas de sostén que, según el comunicado oficial, apuntan a preservar ingresos y sostener la demanda local.

Sin embargo, desde el sector productivo y desde organizaciones sindicales advierten que los paliativos provinciales difícilmente compensen el efecto de una política macroeconómica que, al priorizar ajustes fiscales y liberar variables clave, reduce el consumo interno y eleva la vulnerabilidad social. El cuadro proyecta una dinámica peligrosa: menos consumo → menor producción → más desempleo → menos consumo. Un círculo recesivo que golpea con especial dureza a los sectores populares.

El derrumbe del consumo se traduce en decisiones inmediatas en los hogares: recorte de compras, sustitución por marcas más baratas, caída en la diversidad de la canasta alimentaria y postergación de compras de bienes durables. Para comercios barriales y pymes del interior bonaerense, la caída sostenida en ventas pone en riesgo la continuidad de negocios y puestos de trabajo que ya vienen golpeados por la retracción del mercado interno.

Los números difundidos por la Provincia no dejan lugar a equívocos: hay una crisis de consumo que se profundiza mes a mes y que no parece tener un punto de inflexión a corto plazo. En clave progresista, el diagnóstico obliga a reclamar medidas que actúen sobre el ingreso real de las mayorías —salarios, jubilaciones, transferencias sociales— y a promover políticas de estímulo a la producción nacional y la demanda interna. Sin una reacción desde el Estado nacional que apueste por el poder adquisitivo de la mayoría, las acciones aisladas a escala provincial difícilmente alcancen para frenar la caída.

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