SADOP llamó a la acción sindical en su Congreso nacional
Se desarrolló el Congreso Nacional de Delegadas y Delegados del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), que contó con la participación de más de 1.600 delegadas y delegados de todo el país, con eje puesto en la formación y el debate político sindical
En un contexto marcado por incertidumbres, la secretaria general de SADOP, Luz Marina Jaureguiberry, abrió el acto con un mensaje claro y esperanzador: “Aunque hoy enfrentamos más preguntas que respuestas, las certezas que tenemos son sólidas y nos guían”. Durante su intervención, destacó que tanto la educación como el trabajo están atravesando un período de retroceso en su valoración como pilares fundamentales para el desarrollo del país, pero insistió en que “apostamos por lo colectivo” y exhortó a los presentes a asumir un rol activo en esta transformación histórica. Su visión es la de un SADOP que fomente la cercanía y la presencia activa: “Queremos ser un sindicato que defienda, cuide y crezca junto a quienes representa”.
El evento también contó con la participación de Héctor Daer, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), quien resaltó la importancia de fortalecer las organizaciones sindicales en un escenario económico y social complejo. “Defender el sindicalismo es clave para construir un proyecto de país que recupere el rumbo y apunte hacia una sociedad más justa”, expresó.
Por su parte, el ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, Walter Correa, hizo hincapié en la importancia de los espacios de encuentro sindical en un momento donde, según señaló, la democracia está siendo debilitada por políticas de ajuste y concentración económica.
Uno de los puntos más críticos abordados fue el impacto de estas políticas en la educación pública. Se mencionó la creciente cantidad de estudiantes que asisten a clases en situación de vulnerabilidad alimentaria, así como el deterioro en la infraestructura escolar debido a la falta de inversión estatal. Ante esta realidad, se planteó la necesidad de que los trabajadores y sus comunidades asuman un rol protagonista en la defensa y reestructuración de la educación, desde una perspectiva que contemple los intereses de las mayorías.
El llamado final fue claro: construir colectivamente una educación que responda a las necesidades del presente y del futuro, dejando atrás un sistema que ha sido diseñado desde lógicas ajenas a las de los trabajadores. Las herramientas para este cambio, destacaron, están en la unión y la organización desde los barrios, fortaleciendo a las nuevas generaciones como actores clave en este proceso.