La democracia es también una forma de vida
Por el Lic. Claudio Del Río, politólogo y analista político
“La democracia en Argentina ha cumplido 40 años, un período marcado por la recuperación y ampliación de derechos humanos, sociales y políticos”.
Tras siete años de dictadura cívico-militar, el 10 de diciembre de 1983, Raúl Ricardo Alfonsín asumió como presidente, iniciando un período ininterrumpido de democracia.
Durante estos años, Argentina ha reafirmado su compromiso con los derechos humanos y ha logrado grandes conquistas en materia de ampliación de derechos. La Ley de Matrimonio Igualitario convirtió a Argentina en el primer país de América Latina en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo. La Ley de Identidad de Género fue una medida pionera por ser la primera en el mundo que no patologiza las identidades trans.
Además, la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2020, representó una victoria para el movimiento feminista. En 1985, se sancionó la ley que estableció la igualdad de hombres y mujeres en el ejercicio de la patria potestad y equiparó plenamente los derechos de los hijos e hijas.
Sin embargo, la democracia no es solo un sistema político, sino también una forma de vida en la que se respetan los derechos humanos y se promueve la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. En este sentido, la democracia y la protección de los derechos humanos han sido fundamentales para la ampliación de los derechos civiles en Argentina.
No obstante, es importante destacar que, a pesar de los avances, Argentina enfrenta desafíos continuos en la consolidación de los derechos adquiridos. La corrupción, la inseguridad y la polarización política, con la amenaza permanente de un modelo económico neoliberal de características depredadoras, siguen siendo obstáculos que requieren atención constante. Finalmente, la sociedad argentina debe seguir trabajando en la inclusión de grupos históricamente marginados, como los pueblos indígenas y la comunidad LGBTQ+.