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Alarma por el desmantelamiento del desarrollo científico y tecnológico

El desarrollo científico-tecnológico nacional enfrenta un retroceso alarmante bajo la gestión del actual gobierno nacional, que prioriza los intereses de grandes capitales internacionales. Diversos sectores denuncian que el país está siendo reducido al rol de proveedor de materias primas, mientras tecnologías esenciales, incluso para la explotación de recursos, permanecen en manos extranjeras.

Un ejemplo crítico es la situación de ARSAT, la empresa estatal de telecomunicaciones, que atraviesa una grave crisis financiera y operativa. Claudio Marín, secretario general de FOETRA, alertó sobre el impacto del recorte presupuestario, que ha generado una ola de renuncias entre técnicos altamente capacitados. «Estos trabajadores adquirieron experiencia durante años, y reemplazarlos sería casi imposible«, señaló.

Contrario al discurso oficial que señala a las empresas públicas como deficitarias, Marín destacó que ARSAT genera utilidades significativas, con 30 millones de dólares netos anuales, y podría multiplicar esa cifra si se implementara una política de expansión estratégica. Además, subrayó su impacto social al conectar a escuelas rurales que, sin este servicio, quedarían incomunicadas.

Una problemática similar afecta a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y su empresa asociada, VENG S.A., dedicadas al desarrollo espacial. Trabajadores agrupados en ATE denunciaron que la paralización de proyectos podría resultar en la pérdida de importantes inversiones realizadas en misiones como los satélites SAOCOM 1A y 1B. Estas misiones, diseñadas para monitorear desastres naturales, están en riesgo debido a la falta de financiamiento, poniendo en jaque la continuidad de operaciones críticas.

La ausencia de pagos adeudados por el Estado, como los 200 mil millones de pesos por servicios prestados por ARSAT a escuelas rurales, agrava la situación. A pesar de estas adversidades, la empresa sigue operando con rentabilidad, un hecho que refuerza la incertidumbre sobre el verdadero objetivo de las medidas de ajuste.

Desde los sectores afectados se teme que el debilitamiento de estas instituciones forme parte de una estrategia para justificar su privatización, lo que abriría las puertas a corporaciones internacionales como Starlink, la empresa de Elon Musk. El reciente megadecreto firmado por el presidente, que facilita la entrada de Starlink al mercado argentino, alimenta estas sospechas.

Los trabajadores advirtieron que la pérdida de contratos, la fuga de talentos por salarios desactualizados y el deterioro de infraestructura están dilapidando décadas de esfuerzo en el sector espacial. Además, señalaron el impacto sobre más de 400 empleos directos y sobre el sistema científico-tecnológico en su conjunto, incluida la colaboración con universidades nacionales.

Frente a este panorama, surge un llamado urgente a proteger el desarrollo tecnológico soberano como una herramienta estratégica para el crecimiento integral del país y la equidad social.

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