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El FMI demora el último tramo del préstamo a Milei

El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que no fijará aún una fecha para liberar los 2.000 millones de dólares que el gobierno de Javier Milei espera recibir para calmar los reclamos del mercado y contener la inquietud económica. Julie Kozack, portavoz del organismo, aseguró que durante los próximos días se profundizará el análisis de los informes de monitoreo elaborados por la misión enviada, cuya primera visita concluyó el 27 de junio, y declinó anticipar si se activarán exenciones que permitan destrabar ese tramo del programa de financiamiento.

En paralelo, la calificadora Morgan Stanley volvió a mantener a la Argentina en la categoría de “standalone” o país deudor, una calificación que se traduce en una advertencia clara: “no conviene prestar un peso más”. Poco después, JP Morgan A.M. recomendó retirarse del “carry trade” con la Argentina, advirtiendo que un tipo de cambio excesivamente bajo podría desencadenar una fuga de capitales. Su consejo final fue tajante: “reducir riesgos y aguardar”.

La situación se agrava al advertirse que, pese al reciente blanqueo de activos y el aporte extraordinario del FMI en abril, las reservas del Banco Central siguen en descenso. Además, un fallo reciente contra YPF —la petrolera de bandera— evidenció, según críticos, la dependencia del país del “centro del imperialismo yanqui” y la subordinación de su política económica a intereses externos.

Cristina Fernández de Kirchner resumió la crisis con dureza: “Este modelo se cae a pedazos”. En menos de un mes, un tercio de los fondos desembolsados por el FMI ya se había esfumado, y la gestión que encabeza el “Messi de las finanzas”, Mercedes “Toto” Caputo, no consigue frenar la sangría.

Los datos más recientes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) revelan el impacto de los aranceles que Estados Unidos aplica al mundo: en apenas unos meses, la tasa promedio para las exportaciones argentinas se elevó del 2,28% al 13,75%, lo que supone una merma anual de 4.240 millones de dólares en el comercio bilateral, sobre un total de 6.395 millones exportados en 2024.

AmCham, Wall Street y el propio gobierno conforman, según sus detractores, “la tríada de una esencia neocolonial y antipueblo”: con su política de endeudamiento, aseguran, se entrega la soberanía sobre nuestras materias primas —incluidas las islas Malvinas— y se desmantela el sistema científico y tecnológico nacional.

Lejos de mitigar la emergencia social y económica, este esquema genera un escenario de “tragedia” para la mayoría de los argentinos. El déficit fiscal y el control de la emisión monetaria se cumplen, pero no así la acumulación de reservas en el Central, elemento clave para cualquier plan de estabilización duradero.

Frente a este panorama, el llamado final es a la movilización y solidaridad de los trabajadores: “Malas noticias”, ironizan algunos analistas críticos, “pero la lucha no ha hecho más que empezar”. Con el modelo en jaque y una economía al filo de la navaja, la organización de las y los trabajadores aparece, para muchos, como la única vía para recuperar la iniciativa y construir un proyecto propio alejado de la “voracidad capitalista”.

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